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EL FRAILE ALBAÑIL 67 -En esas disposiciones esfoy yo. En ekcto ; en estas disposiciones debió de estar cuando el Divino Esposo vino a llamar a las puertias de su alma para llevársela al cielo. * * * Eran, poco más o menos, las tres de la tarde del 25 dt:: octubre de 1956.La hora en que Cristo murió en la Cruz. Fray José María, tendido en su cruz, clavado por los clavos del «dolor y del amor», está a punto de expirar. Sus hermanos los religiosos le acompaíian todos en aquel trance snprenw rezando las pn:u:,, yue !a Santa. Iglesia tit.ne ordenadas para estos casos. MientTas los religiosos rezan, Fray José María, sumido en un extraño recogimiento, se prepara para sa– lir de este mundo. Todos los asistentes tienen la convicción de que están asisuiendo a la muerte de un santo. Ha habido un momento de silencio en la pobre celda franciscana, b ((hermana muerte» se ha acercado y Fray José María, le ha dado nn beso ck paz y ha parado para siempre aquel corazún qne tanto ha amado y sufrido. Por los silenciosos claustros del convento se oye el tintineo del rosario de los frailes y un rumor de voces que dice : « ¡ Acaba de mo rir un sant10 ! >)

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