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64 P. SILVERIO DE ZORITA, O. F. :M. CAP. hacía llorarn. Un día se la pidio uno dl' lo,, Padres (k la Comunidad. Fray José María. sin ofrecer el menor reparo, se la entreg<'i dicién-– dole: --«Puede ilevársela.» Fray José María debió ~entir mucho ~,ste desprendimiento y a~1 se lo estaba contando cierto día a un religioso, pero ante el temor de que llegase a oídos del Padre y se la volviese de nuevo, dijo al her– mano: --No le diga nada al Padre de cuanto hemos hablado. ¡ Bella frase que indica la renuncia de un corazón lleno de amor de Dios! Su devoción a la Santísima Virgen era ternísima. Precisamente nació la víspera de la Inmaculada y en t1an señalado día recibió las aguas del Bautismo, poniéndole por este motivo el noml>re de José ?viaría. Devotísimo de la Sef10ra, la honraba con el ayuno todos los sába dos del año, y lo mismo hacía con el rezo del Santo Rosario, que ja– más dejó, ni aún en los últimos días de su vida; lo mismo digamos del rezo del Ave María al dar la hora el reloj, por lo cual «le gustaba tener cerca el reloj de claustro, al cual él mismo daba cuerda, y cuan– do no pudo se preocupaba de que el hermano enfermero lo hiciese». En algunas ele sus cartas habla sobre la devoción a la S;mtísinn Virgen con gran ternura. En la que escribió a su sobrina Sor Euse– bia, después de decirla que en el cielo se abrazarán todos los herma, nos, añade. «en compañía del dulcísimo Jesús, sn dulct: y la nuestira Madre '.Vlaría». a su solll"íno Santos escribe: <,pick a 1a Santísima Virgen para que nos libre ele todo pelig-ro fle pecar». También foé muy devoto del glorioso Patriarca San José, cuyo nombre llevaba, y al que inyocaba como poderoso abogado en la hora de la muerte. A su sobrina Sor Eusebia escribía: ((1\ os ab:·azan·mo juntos bocios los hermanos en compañía del dulcísimo Jesús, su dulce