BCCCAP00000000000000000000556

EL FRAILE ALBAÑIL 63 delo, y a fe, que lo consiguió en alto grado. La cruz de la enferme– dad la llevó, durante casi toda su vida y, a partir de los últimos cinco años, Fray José l\faría fué un verdadero crucifijo clavado en la cruz de su pobre lecho franciscano con los :i'._;udos clavos de los más acer– bos dolores. -«Acuérdese que el Señor estuvo crucificado en la Cruz»-le dijo cierto religioso. A lo que Fray José María contestó : -•<<También yo lo estioy con dolores y con amor.¡¡ No se puede describir con menos palabras y con mayor precisión !;. esencia del sufrimiento de Cristo en la Cruz. Cristo sufrió y su– frió por amor. Sufrió los más atroces tormentos que puede sufrir un cuerpo humano colgado de un madero, desangrado, torturado por la sed horrible de la enorme pérdida de sangre, pero Jesús sufrió todo esto por amor, y con ello queda explicada la sublimidad de su mar– tirio. Santa Teresita del Nifío Jesús, una de las santas más admira das de Fray José María, dejo escrito en su «Vida»: --<< S U(:;Stro Sefíor murió en la Cruz entre a11gus tias y, sin emlnr– go, esa fné la más hermosa muerte de amor. Tvf orir de amor 110 es morir entre transportes.» La frase de Fray José María coincide bellamente con las palabras ele la santa. También él estuvo crucificado, pero con los clavos del dolor y del amor. Esta devoción a la Pasión de Cristo se echa de ver en la práctica de algunos actos externos, como el Vía-Crucis, la disciplina y el ci– licio. El Vía-Crucis lo hacía «todos los días y algnna vez varias veces al díai,. ¡ Cnántias veces se le veía ir medio arrastras hasta la capilla de la enfermería para hacer tan devoto ejercicio! La disciplina de Comunidad «nunca la dejó)) y aun solía hacer otras en privado, so bre todo en Cuaresma y Semana Santa. Lo mismo podemos decir del cilicio, «que usó con mucha frecuencia». * * * Otra de sus devociones predilectas fué el Sagrado Corazón de Jesús. Tenía en su celda una imagen del Corazón de Jesús «que le

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz