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« '..,a humildad--dice San Basilio-rs el ver 1ad "ro camino de la grandeza.» Y el aut10r de la Imitación de C1·isf,¡ a:1ade. ((Dios pro– tege al humilde, le ama y le consuela, se inclina a él, le proporciona grancks gra,·ia~ y después de sn lmmillacion le eleva a la gloria)) (8). Fray José María fw~ un religioso humildísimo. El estado <le her• mano lego en que quiso servir a Dios dentro de la vida religiosa cua– j.i ba perfectamente con la modalidad de su e,píritu, profundamente hum:'de. Nunca se le oyó quejarse de su estado de humildad; es más, en a'guna ocasión tuvo que intervenir dulcemente para que ot:ros religiosos, no tan perfectos, hablasen con más veneración del estado humilde que habían abrazado al entrar en religión. Y no es que Fray José :María, dentro de su oficio, no tuviese mo– tivo.-; para enor;~·u:]ecer:-.e, ante,; ;1 1 nmtrario, era un magnífico al– bañil y .~U'' trabajos fw 0 ron sit'mpre r,:conocidos, técnicamente, por inmejorables, aun por ío" m;,,mo,, ::,cgíares. Concretamente, en nues– tro convento dt ViRo los Superiores tuvieron qw des,,ntenderse dE' tm ma,c ~t.ro albaüii st:g-íar y encomendar la dirección de las obras a Fray Jo~t' Moría nor cons;dera,·1e mnchn m"jor prPrnrado. SiPmpre fo{, muy co 0 1si<lerado por los Superiores, no sólo por su tenacidad en e' trabajo, sino tamhién por su competencia. {8) Libro I I, <"ªP· 2. 0 •

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