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20 P. SILVElUO DE ZORITA, O. F. 11.1. CAP. poder afirmar que :Fray José María ((fué un verdadero santo a jui– cio de todos los religiosos de esta Comunidad y de t10da la provin– cia.>> (Crónica del comento de Bilbao.) La vida de Fray José María no tuvo nada de extraordinaria para los del mundo, que apenas le conocieron-tan grande fué siempre sn humi\lad y modestia-. pero, en cambio, sí para sus hermanos en religión, que le recue:·dan y le veneran como a nn autt·~ntico santo. En todos los conventos donde vivió dejó ejemplos admirables de oración, ele bondad, de respeto a los surieriorcs y a los sacerdotes, d,_. franciscana a'.<:gría y de trabajo incansable. Con todo, no se vaya a creer que Fray José María fu~ uno de esos hombres naturalmente pacíficos, de carácter débil. ((Era-dice uno de los rdigiosos q1w más convivieron con él-de carácter fuer– te, pero sahía dominarse, de tal manera que nunca le vi enfadado.» <1 nara mí-asegura don Julio 11:orales, en cuya casa estuvo cerca de un afio, durante los aciagos sucesos de 1936 en Iviadrid--Fray José Jvlaría no t'ra un fraile de esos natura1mente buenos, sin pasiones, sin caráckr. .. Era un hombre duro, de carácter enérgico, de pasio– ne~ fuertes. Yo le comparo con el Beato Bernardo d•· Corkón, y mú.~ de una vez le vi vencerse de tal manera que venas de la frent(: parecían querer estallar.» Su energía de carácter la demo,;tró, sobre todo, en la paciencia y ecuanimidad con qtw soportó, durante la mayor parte de su vida, toda clase· de sufrimientns, tanto físicos com(l mnrah's S11 oficio de alhaííi 1 , de suyo agotador e ingrato, lo ejercitú mucha:-: veces en condicíom:s y tiempos capaces de acobardar a otro que no fuera de su temple. En el com·ento de Lecároz (NaY:ff,•a 'l tnvo r¡nr 1:ra– hajar durante mucho tiempo con el agua hasta la rodilla, y lo mismo hizo en el convento de Monte11ano [Santand"r'l. des,·canrlo dnas ma– rismas. En e,:te último co:n-ento, para aprovechar la marea baja, tra-

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