BCCCAP00000000000000000000556

11 F. SILv"ERlO DE ZORITfl, O. F. M. CAP Luego pídió ie trajesen un poco de ceniza, la extendió en el suelo en forma de cruz y, después de decir a su padre que le seguiría muy pronto, puesto de rodillas sobre la cruz, añadió: « Yo no soy digno de morir en la cama habiendo muerto Nnestro Señor Jesucristo en la Cruz.>i Pocos momentos después moría como un predestinado (7). Desde aquel día José Mari no volvió a hablar más con su novia Hizo ejercicios espiritmales en Loyola y de allí vino resuelto a cam– biar completamente la orientación de su vida. Sabemos que el Padre Director de los Ejercicios le aconsejó entrase en la Compañía de Jesús en calidad de hermano coadjutor, pero José Mari sentía una inclinación irresistible hacia los Franciscanos. tal vez porque los ba– hía visto muchas veces en Tolosa. \ lo.~ pocos días de reg-resar de Loyola se presentó en casa del señor Párroco de Toiosa y le expuso su deseo de ser Franciscano. El buen Párroco. no sabemos por qué, le hab;ó de los Capuchiños de BasurtKJ (Bilbao), pero José Mari le contestó secamente que él quería ser Franciscano. Sólo cuando le dijo que los Capuchinos eran también Franciscanos accedió a seguir el consejo del señor Párroco. Poco después de esta entrevista comunicó José Mari a su fa– milia la irrevocable determinación. La noticia fué terrible para to– dos, pero más aún cuando su hermano José Francisco, el único hijo varón que quedaba en casa, al ver que su hermano marchaba, dijo con toda entereza: -1<Si José Mari se va fraile. yo tamhién me voy con él.» La madre trató de disuadirle~ de ~u empeño con lágrimas y rnt,gos. -¿ Qué vamos a hacer nosotiras solas? -«Desde el convento os ayudaremos))-contestó José Mari. Descon'.xemos el día exacto en que José Mari abandonó su ama– do caserío de 1<Gurrea», pero lo cirto es que el 29 de noviembre de 1&¡3 vestía el santo hábito capuchino en el convento de Basurto ! Bilbao). teniendo a la sazón veintiséis años menos siete días. (7) José Antonio murió d i7 dP ene.ro de 1890, y su padre, Juan Bautista, el 26 idel mismo mes y año, cumpfü·ndose así las palabras proféticas del mo– ribundo.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz