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CAMINO DEL CLAUSTRO José Mari y su hermano mayor, José Antonio, eran muy aficio– uados a cazar. Casi todo.:; los domingos, después de oír Misa, salían juntos a los montes cercanos ansiosos de ciar con la inesperada pre– sa. Cierto día, como de costumbre, se adentraron entre la espesura, .::srnpeta al hombro, bien ajenos a la desgracia que les iba a suce– der. En un momento, que jamás pudieron explicarse, se le disparó la escopeta a J osl· Antonio, atravesándole el brazo deffcho de parte a parte fü·i~resaro;1 inmecliat.arnntc a Tolo~a. donde le hicieron la primera cura, pero al poco tiempo se declaró la gangrena y fué pre– ciso amputar el brazo. Como José Antonio era el que llevaba la hacienda, ya que el padre era anciano y los demás hermanos eran peque:íos, tuvo que encargarse José Mari ch: todo, pa– sanclo de esta manera a hacer las veces del hermano mayor, que se '·ncargó de allí, a poro, de la cartería del pueblo. * * * t'or a que1 entonces José Mari pensó contraer matrimonio y, a tal efecto, entabló relaciones con una joven del puehlo. Pero Dios no le quería para el estado de casado, sino para el de religioso. Un <1ía del mes de enero su hermano José Antonio cayó en cama he– rido de gravedad. Un:i. pnlmonía lé' puso a las puectas de 1a muerte. El enfermo, al darse cuenta de que se moría, llamó a toda la fami– für y, con una entereza escalofriante, fué dando a cada uno algunos ,:onsejos y hablándoles ele la vanida,f de las cosas d<' este mundo.

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