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10 P. SlLVERIO DE ZORITA, O. F. M. CAP. -¿ Pero será cierto que este hmnbre vivió en nuestros días? Será verdad que aún hay santos en el mundó? ¿No será todo esto mw bella ficción piadosa, escrita para entretener los ocios de las at– inas sencillas? -No, arnable lector. Las páginas que siguen tienen el valor de lo auténtico y de lo real. Han sido escritas a los pocos días de la muerte de .m protagonista y las frases entrecomilladas son fiel re– producción de las que, ante el autor, pronunciaron los labios emo– cionados de los que fueron testigos de la vida '.\' de la muerte de Fra'.\' José Afaría. Sí; existen aún santos en el mundo, ¿ quién lo duda? El día en que estos ejemplos de scintidad desaparezcan por com– pleto habrá desa.parecido también la Iglesia de Cristo, nna de cu– Jas nofos es la santidad, no sólo de su doctrinri, sino tanibién de q:.s miembros. l'asa, lector, tus ojos por las breves prígiuas de este libro y te aseguro qite al leer fo última exclamarás, entre sorprendido y ad– mirado: -¡Verdaderamente que este hombre tu,•o un a,lma privilegiada! ¡ En verdad que fué un hombre de Dios!