BCCCAP00000000000000000000555
Las 5 llagas del Señor el refrán "el que saca ciegos a mear acaba todo mojado"... Una tarde de Sábado es mucha tarde con "afición"... De cena tenemos sopa de pan muy caliente y sin apellidos o paella-restos. Los de más comer veo que prefieren la solidez del arroz. La mayoría preferimos la sopa caliente. La gente siente ya el frío de la noche. De hecho la Hermana ha repartido algunas prendas de más abrigo a los que traían el frío de las calles... Después nos sirven albóndigas y salchichas. Rojas de tomate. Y leche. Un gran vaso de leche. La bebida más "alcohólica" que se sirve en el Albergue. Yo paso de la leche desde mi ya lejana infancia. Pero para estas gentes, realmente un vaso de salud al 101 /1 OO. Yo he vivido muchos años solo y comprendo la rapidez con que esta gente despacha sus comidas. Para ellos "comer" es un acto práctico y funcional. ¿Para qué más tiempo, si no hay "intercambio" dialogal? Y la mayoría se van a meterse en su sobre-cama. La jornada ya se "llenó". El frío es duro y el cansancio largo. Nada ofrece otro interés. Algunos van a atrapar los restos del partido de fútbol y la película. La señora de las muchas penas, envejecida de penurias y tristuras, me coge del brazo y me pide que la acompañe hasta la escalera... - ¿Cómo va la vida, señora? - «Mira, hijo: teniendo un techo, amistad y confianza, todo va bien. Yo todo eso lo tengo con las Hermanas. Pero con esta gente... ¿qué vas a hacer?» - Le pide poco a la vida. - «Yo me contento con poco. Dios no puede dar mucho. Pero sí que da algo, con cuentagotas. Dios me da gota a gota. ¡Quizá no puede más!» - Entonces, Dios la debe mucho a usted todavía. Yo sé que la quiere mucho, porque usted ha sufrido mucho. Y un día la va a dar, no gotaa gota, sino a chorro. - «No, No. Yo prefiero gota a gota. Mucho, me asusta. Lo que da Dios, cuando menos no quiere dar... Yo me contento siempre con poquito. Yo nunca juego a la Lotería, pero, si lo hiciera, jugaría un poquito sólo». - ¡Que tenga una noche de ángel, o mejor, de arcángel! Y así de buen humor se va para las duchas, donde la Hermana la espera para que se bañe. Está enferma y hay que bañarla... Y Dios se llena de gozo, porque este es el amor que El nos trajo y ve que todavía hay por la tierra y seguimos usándolo. Al menos, en algunos momentos, en algunos días y que nos alcanza algo para los más olvidados, los mal amados del mundo. Amor de ley. Amor de Evangelio. Todo ser humano tiene algo que enseñarnos y darnos. Sino sería negar de raíz la presencia del Espíritu en la vida. No, este amor que dan estas Hermanas, esta fe que supone, no está para uso externo ni para salir del paso. Es amor de «como Yo os he amado» ... Y, al atardecer de nuestra vida, un día como hoy, sólo nos preguntarán: «¿Qué has hecho de ese corazón que te he dado para ayudar a tus hermanos a vivir? ¿Qué has hecho ese corazón que Yo te he confiado para enseñar a amar?» La mayoría de esta gente son el resultado de una larga cadena de « NO « en su vida. No se trata de buscar culpables. Sino de constatar la vida. Respuestas negativas, que como eslabones se suceden en cadena a lo largo de su vivir. En la familia, en la escuela, en la vida social y laboral y acaso en la educación de la fe. Están ya desengañados de ese lenguaje poi ítico y muchas veces eclesial, que planea en las nubes, donde todos los análisis son claros, pero no tienen nada que ver con la realidad. No quieren palabras, quieren, precisan, una ayuda concreta... 89
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz