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Las 5 llagas del Señor Miércoles: 20 Oct. 1993: ALBERGUE H oy el sol no ha "salido por Antequera", sino por Gijón. Este sol nos pertenece totalmente. Tal es su presencia y luminosidad. Nace de nuestras montañas asturianas y baja hasta el mar. Para luchar cuerpo contra cuerpo. Para salarse y yodarse. Por eso hoy tiene sabor y color. Un grupo de alberguistas se van para el "pedreru" a recoger "llámperes". Para los cazurros: lapas. No exigen esfuerzo ni pericias especiales. Y paciencia la tienen toda. Están muy pegadas, pero ellos no tienen prisas. Son "frutos de mar'' para pobres y muy gustosas. Son gratuitas y del propio esfuerzo... Son bienes mostrencos del mar y del pueblo. De veras que me gustaría acompañarles. Pero el culto y clero tiene otros menesteres, que reclaman y acaparan. Al pasar con mis trebejos de limpieza, oigo un retazo de conversación de dos acogidos, que con firmeza y sin cabreos hablan de su pasado. Dice uno con toda la convicción: - yo le dije: "¡Mira! yo no tengo nada que agradecer, pero nada. Ni a mi familia, ni a los médicos, ni a las autoridades, ni a tí, ni a Dios... Así de claro se lo dije"... ¿Será ésta la pobreza total? Pues nada tiene y además asegura que nada debe, ni como agradecimiento, que es la deuda más leve... ¿Qué dolor, qué frustraciones, qué soledades, pueden machacar así a una persona que se olvida de todo un pasado de tantas cosas y de un presente tan tribulado? De la misma manera que el pescado comienza a oler por la cabeza, así las personas por sus amarguras... Lavida, la familia, tantas personas, los acontecimientos, Dios, son realidades demasiado serias, demasiado densas, cuando uno se pone ante ellas para valorarlas desde el propio vivir. Y nuestro pasado siempre está en el corazón de nuestro presente. ¡Oh Dios! ¿Por qué no le agrandas el espacio de su corazón y le reverdeces la memoria? Cristo-Dios se entregó también a los hombres sin siquiera una piedra donde reclinar su cabeza... Dios ya ha previsto "acoger-cuidar-confortar'' por nuestros cuidados. Así, al ' menos, pretende el Albergue como lema. Y éste será hoy para mí el examen, la autocrítica, el dolor de corazón y el propósito de mi enmienda... El empeño de Dios sobre nosotros, -El lo repite a lo largo del Evangelio-, es que nosotros lleguemos a ser como El, tan "tocados", tan concernidos, tan vibrantes, por 81

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