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Las 5 llagas del Señor Sábado-Domingo: 9-10 Oct. 1993: GUAR– DIA DE NOCHE EN EL ALBERGUE. H e llegado al Albergue a las 7 h. de la tarde para celebrar la Eucaristía con las Hermanas. Lenta, reposada, dialogada. Las 3 lecturas de la misa dominical sabe a más y sabe a poco todavía. Hoy este Dios hecho Palabra es caudaloso. Es examen de conciencia, con dolor de corazón y propósito de la enmienda. Hablamos de la esperanza, de la fidelidad y del compromiso. Y esto, en este clima del servicio en el Albergue, es ayuda a echar pie a tierra a apoyarse bien con los dos pies en el suelo y el espíritu en marcha. Hacía tiempo -los 3 años de mi estancia como párroco en Valladolid- que yo no conectaba como antes en la Emigración y en mi trabajo de obrero. He vuelto a conec– tar con la base, en la corriente trifásica: Dios, el Pueblo y mi corazón jubiloso. ¡Gracias, mi Señor, por haberme conducido hasta aquí! Yo sé que Tú siempre guías mis pasos... Después he estado conversando amigablemente con los alberguistas. Estamos esperando a que se abra el comedor para la cena. Vienen comensales que suelen acudir a la Cocina Económica. Quien más, quien menos, trae sus vasitos entre pecho y espalda. Y ¿por qué no en noche de Sábado? A veces el sucedáneo de alegría es bueno para el corazón, aunque lo pague algo la cabeza. Más me duele a mí el repateo de la moralina de los integristas de caverna, a quienes no les falta de nada... puros y duros como cristal de roca. ¡Yo me sé, lo que digo!. .. Me ha impresionado una señora, no española, y ya mayor de años y penas. Habla– mos del caminar por ahí. Me cuenta que ha caminado miles de kilómetros en su vida. Hace ya unos años caminó y caminó... con su niño a cuestas hasta que se le murió en los brazos, de pobrezas y necesidades elementales... ¡Cuánto dolor puede caber en una vida... ! y para terminar por aquí, rodando de pobreza en pobreza... con la memoria dolorida y dolorosa... Sólo tolera que la duche una de las Hermanas... no quiere el servicio de otras mujeres. Me dice una Hermana que, cuando hace unos años llegó aquí, al Albergue, al llegar la noche daba gritos... Su memoria entraba en relación con recuerdos penosos de Hospital y otros traumas. ¡Ah, Sta. María de Todos los Dolores acuérdate de esta tu pobre y dolorida ... ! 65
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