BCCCAP00000000000000000000555

Las 5 llagas del Señor En el ambiente de la marginación hay algo que me ha llenado de curiosidad. Es el concepto de tiempo como acontecer humano. No es una dimensión muy importante, no es una preocupación urgente. A las personas marginadas, pienso, les preocupa sobre todo y en todo el presente. No quieren recordar, al menos no les incide en su vida, no les cuestiona. Tampoco el esperar. Eso ya llegará y a como llegue. ¿Para qué adelantar el sufrimiento, preocupación y angustia del futuro? Sólo importa el HOY, el ahora, el instante y sus márgenes de posibilidad y disfrute. Sólo viven el Hoy y en el Hoy... Esto me cuestiona, cuando me acerco a alguno. No les gusta hablar del pasado o muy anecdóticamente. Cuando lo hacen es que todavía les quedan escalones que bajar en la marginación. Tampoco se cuestionan por el mañana. Ya llegará y entonces se lo plantearán como problema del hoy. Lo más importante para ellos es vivir y esto con poco lo logran. Recuerdo a aquel mendigo en Avila, que dormía (era verano) en un banco del parque: - «Oye, compañero, y cuando llegue el invierno ¿qué?. - «Déjame en paz. Falta mucho aún. Entonces ya buscaré otro sitio. ¿Para qué lo voy a buscar ahora sino lo necesito? Son gente tan pobre, que ni quieren ni les interesa su historia. Sólo les preocupa su sobrevivir lo mejor posible y al ritmo de los acontecimientos metereológicos. ¿Qué importa el CUANDO? Otra cosa es el transeunte. Esta es otra ave... Pero, en cambio, si les interesa sobre manera el Lugar. El ¿DONDE? Ahora mismo tienen toda una información geográfica de los albergues o centros de acogida de la Región y de España. Especialmente informados están los transeuntes... Curiosamente en la vida de la Iglesia ha habido esta doble preocupación por el tiempo y por el lugar.»¿Cuándo vendrá el Señor?,,, era la gran espera y esperanza de las Primeras Comunidades Cristianas, perseguidas y marginadas... Pero su espe– ranza no estaba puesta en el Hoy del aquí, sino en el Mañana del allá, el cielo... Hoy en la Iglesia no preocupa el Cuándo, sino el DONDE está el Señor. Y ese lugar de Dios está abajo, en la marginalidad. «Dios está en el interior de la vida, de todas las vidas. ¡Cierto! Pero para el encuentro directo y para el servicio ESTA en los marginados, los pobres. «Lo que haceis a éstos me lo haceis a MI». Y Jesús, después de la Resurrec– ción, el Jesús de la Fe y el de la Historia les invita a «los suyos», a sus discipulos, a RECONOCERLE tomando contacto directo CON SU CUERPO; CON SUS 5 Heri– das de la Crucifisión. Y AHI nos invita a nosotros hoy nuestro Cristo de la fe a reconocerle y experimentar su presencia en el Cuerpo Dolorido de los Hermanos, en las 5 Llagas de su Cuerpo místico... «Mirad y palpadme», nos indica Jesús como camino para «encontrarle», en sus llagas del hombre de hoy. Es una invitación al contacto directo con el dolor y no limitarse a «verlo» Rehusar ese amor y servicio a esas sus «heridas» es una herejía mayor, peor que rechazar un artículo de la Fe. El pobre es sacramento visible de Dios invisible. Es fachada y rostro de Dios. Francisco llegó a comprender esto con más claridad y consecuencias en su vida, como pocos lo han tenido y vivido. La debilidad del pobre muestra la debilidad de Dios. Del Dios-mendigo, diría Francisco. En esa «debilidad» del marginado está la puerta por donde entra Dios y por donde se entra a la Vida. Ahí reside su «fuerza». Cristo aceptó renunciar a su condición divina para hacerse y ser humanidad y creatura también. Para mostrarse en lo pequeño, pobre y desvalido, marginado. 55

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz