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Las 5 llagas del Señor Sábado-Domingo: 3 Oct. 1993: GUARDIA DENOCHEENELALBERGUE N egro atardecer de lluvia total. Los faros de los coches van perforando la noche y las calles de la ciudad como un río de luces multiplicadas. Sin dinero «sobrante» no se puede salir a la Noche Gijonesa. Sólo hay sitio en los locales de consumición. La ciudad, también la nocturna, está apesadumbrada todo el día de iglesias cerradas y bares abiertos. Dura postración. Pero en la recia noche no se puede andar de acá para allá y a los tumbos. Por eso casi la totalidad de la «tribu» se ha recogido a la dormidera del Albergue. Algunos pocos a esta hora de las 9 de la noche están ante el televisor. Este mundo de pobreza o de cansancio de vivir se exterioriza también en esa falta de conversación o de afición por los juegos de mesa. Cada uno tiene su mundo interior ya vaciado o celosamente acallado. Lo sienten como un lugar seguro, de pasada y de partida. Pero no de encuentro. Es «territorio comanche», reserva ... El Albergue es «parada y fonda», y, para muchos, cuanto antes «carretera y manta». ¿Buscando qué? ¿Huyendo de qué? ¿Esperando qué? Es algo que deseo comprender desde ellos, desde su vivir por dentro. Un día me lo explicó un parado de aquí-para-allá: - «Mire, yo no voy a un albergue más que cuando no puedo más. El albergue es un «pozo» y si te acostumbras «te acuestas» y ya no sales más de ese círculo. Por eso huyo de los albergues... Yo busco trabajo y esa es mi agarradera... Además el albergue es como un «espejo»; ahí te ves cómo llegarás a ser un día, sino encuentras salida hacia arriba». ¡Exacto!. .. Por eso la lucha, que el transeunte esté acogido sólo unos días en cada albergue ... Pero el gravísimo problema es que no hay trabajo. El «paro» campa por sus desafueros y contrafueros. Y a este paso va a tener pronto una sábana de 4 millones. Y los políticos andan extraviados y azuzados tirándose dentelladas lobunas a la yugular. Y soltándole leñazos al gobierno. Pero todos sin soluciones eficaces... Por eso están creando un mundo de hipocresía e irresponsabilidad en el pueblo sufriente. Los mayores están inseguros, pero despliegan una gran seguridad. Los jóvenes parecen seguros, pero no saben explicarse su propia seguridad... Y la 51
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