BCCCAP00000000000000000000555

Las 5 llagas del Señor En el Albergue hay muchos transeuntes. Antes del invierno hay corrimiento de transeuntes. Hay que situarse en zona de hibernación para capear los temporales y mejor aguantar los rigores ... Es una de las flacuras del transeunte, junto a la pérdida de pertenencia a un lugar o grupo. Es su inhibición de conductas cooperativas , participativas. Carencia de lazos relacionales y abandono y solitarismo por reacción ... Comen juntos, duermen juntos en unos locales y en grupos ajuntados por los asientos y la televisión. Llegan separados y separados salen a la calle y al camino... Viven al día en un individua– lismo rutinario, sin proyecto, y a la defensiva ante el «otro» Sea quien sea. Con cierta frecuencia con una agresividad reprimida. Y, en muchos, ya bastante entregados o resignados a su situación. Suelen tener un talante lleva-contrarias, como instinto defensivo... Que el «infierno son los otros» no será verdad. Pero muchas veces no son precisamente el paraiso terrestre. Por eso la reinserción es difícil. El «volver a ser» , un sueño cada vez más aplazado. Habría que comenzar por «detener la rueda». Pero ¿cómo?, ¿con qué motivaciones y reserva de esperanzas? Algo capaz de desmoralizar al mulo de una noria. El panorama laboral no ayuda. Y el mercado de trabajo está muy deteriorado. Son 8 millones de personas dentro de los que se denomina «umbral de pobreza». No ha de extrañar que un nutrido grupo vaya bajando escalones laborales y sociales... y vayan de culo como «san patrás». Con excepciones que se pueden contar con los dedos de las orejas... Quizá más fácil para los «nuevos transeuntes» que provienen del paro laboral. Son más jóvenes, frecuentemente solteros y a quienes de un modo o de otro se les ha impuesto «vivir de la caridad». Sus escasos trabajos son marginales: recolección en el campo, trabajos puntuales de carga o descarga... Pero que desean integrarse en la sociedad para un trabajo profesional cualificado. Es viejo escurridero la sociedad, y un eficaz e inicuo coladero ... Cuando no sabe lo que hacer ante un problema, lo socializa. Y diluye la culpa entre todos, que, como somos tantos, no toca a casi nada y ni nos remuerde la conciencia siquiera. La sociedad y la iglesia destilan entonces consejos y reconvenciones, como los grifos estropeados destilan gotas de agua: acompasadamente, irremediablemente... Y la picaresca ciudadana se aprovecha sin escrúpulos y a río revuelto... Ahora está de moda «disfrazarse» de obrero parado y a cobrar subsidios de paro. Añadamos también los acogidos a sus tentaciones de holgazán, que es pedir sindicalmente más jornal y menos jornada. Agitarlo antes de destapar y usar y ahí tenemos ya Parte de la situación ... Usted podrá estar de acuerdo o no, es su privilegio. En una sociedad selectiva y agresiva, la falta de formación y el paro ... nos explica el origen y los itinerarios de estos «nuevos transeuntes». La miseria de los desvalidos hijos de Eva hubiera debido hacer hablar sin rodeos a los cristianos. Lo han hecho, pero de a pocos y no muy alto de tono y exigencia. Nuestra compasión, nuestro «sufrir con» ... es de calderilla y se distribuye rapidamente. Ellos se sienten abandonados, olvidados... Los errores se vuelven rencores, que se agazapan en las zonas penumbrosas de la conciencia. Uno no padece de acromatismo, que ve sólo lo negro. Es que es así de desastre. Cualquier muchacho con 20 duros de teología y de sociología laboral suele saber de qué va todo esto. Esta crisis nos va a obligar, yo pienso, a convivir y a solidarizarnos. Debe acabar con la obsesión suicida del consumismo exagerado. Nos va a enseñar que lo 43

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz