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Las 5 llagas del Señor Lunes: 28 Freb. 1994: CAPELLANIA DEL HOSPITAL. M e pregunto todavía ahora, ¿porqué me quedó, como un chicle a mascar, ese pensamiento que le vengo dando vueltas toda la mañana? Es esa conclusión de la oración matinal: el hombre ansía siempre una felicidad situada más allá que la porción que le es otorgada para el camino. Todo empezó por deshebrar la confesión de San Agustín: «nos hiciste, Señor para Tí e inquieto anda nuestro corazón hasta descansar en Tí». Sí es esta una verdad de mucho rumio, da de sí para toda una vida... ¡Qué condición la nuestra! Somos más desgraciados por lo que nos falta, que felices por lo que tenemos. Nos hemos ido perdiendo y abusando en una cultura del consumismo y nada nos llena el buche del alma ni el estómago de los sentidos... Todos queremos más, otra cosa... Todo nos sabe a poco, a sed de otra cosa... En un mundo donde se tabican a escala industrial los sabores, los colores, los olores y también la moral t las ideas... no llegamos a acallar la sed... de otra cosa... Todo sonando y oliendo a «vivir que son dos días» ... pero dándonos cuenta por dentro que eso es farol en la calle y obscuridad por dentro de la vida... Porque todo eso no es el Todo... para lo que fuimos fabricados y acondicionados... La filosofía popular de los cristianos viejos era algo más constructiva y un poco más feliz, aunque de a poco. Nos dice su refrán conformista. « cuando me miro me desconsuelo, cuando me comparo me consuelo». Eso no puede ser «andar en verdad». Eso cae en los pecados capitales: en casi todos... No me gusta nada y combato esa actitud negativa de autoflajelación y d conformación estoica. Es destructiva porque maltrata por dentro e incapacita para la vida... Vuelta a mi servicio de 24 horas en el Hospital. Me hecho a la calle, camino d la parada de Bus. Está fresca la mañana. Está más bien fría. Pasan y repasan las gentes que van al trabajo, los empleados, niños de colegio con las bufandas alrededor del gañote y acompañados de sus mamás. Cada mañana se produce el mismo movimiento general migratorio, desde las casas a los oficios y a los deberes. Una corriente constante y renovada desde el amanecer, como el que forman las bestias de la selva dirigiéndose al abrevadero... Caras serias en los adultos, 361

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