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P. Eusebio Villanueva Miércoles: 23 Febr. 1994: ALBERGUE D e camino por la vida, cada día ando más perplejo... No es hablando como se entiende la gente. Sino sabiendo qué hay detrás de cada palabra que se usa. El ser humano tiene mil facetas y todas, una parte de su verdad. Lo mismo cada palabra tiene diverso contenido, según el momento en que se la usa. «He aquí el hombre», dijo Pilatos. Sí, pero ¿qué hombre?, ¿en qué momento? Mira al hombre ahí en el camino. Muchas veces aprecia menos, desprecia lo que ya tiene; alaba lo que ya pasó; condena lo presente; y suspira por lo que ha de venir. Y así globalmente ha de aceptarse a toda persona. Detrás de cada palabra, detrás de cada gesto, hay algo vivo -doloroso o feliz- que se quiere transmitir. Se suele decir «háblame en cristiano», «háblame en castilla», amigo. Porque no te entiendo. O no decimos nada, que es peor... No habrá choques, pero quedaremos todos en un sufrir paralelo y apenas tolerable.. . Yo no estoy de acuerdo con la prudencia de nuestro escritor clásico Juan Ruiz: « El buen callar 9ien sueldos vale en toda plaga». Es miedo a la bondad y honradez del otro; es miedo por sus ideas o por sus delitos de alma... Lo importante es escuchar y oír lo que está dentro, lo que está detrás... Esta es una primera lección elemental y de justicia al acercarnos al pobre. Qué hay detrás de su borrachera, de su abandono externo e interno, de su eterno peregrinar, de ese destino desalmado en el que está hundido, de su estar siempre encuentra a las 1 O de la mañana y al mediodía y a la tarde y a las 11 de la noche... Cuando protesta o te obsequia con una mirada de saltatumbas... Cuando ríe ostentosamente o «pasa» de todo... Cuando se hace el garganta gritón o te mira con ojos de chino de rendija o alcancía... Hay que mirar detrás. Hay que mirar dentro... Esto es primera actitud humana y cristiana si quieres compartir algo con otro: haber recibido del otro. Nunca, en cristiano, podrás comenzar por dar, siempre por recibir. Te acercas en «deudor», no en «dispensador» ... Esto es el Evangelio: Cristo que nos acepta para que podamos aceptarlo. Se hace «hijo del hombre» para que podamos aceptar «ser hijos de Dios». Esto será también evangelizar: revelar que Dios abre nues– tras vidas, porque ya está El dentro de nosotros todo abierto y entregado-ofrecido... Y eso sí, siempre llevando una vida coherente con lo que creemos y con palabras que signifiquen lo que dicen... 348

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