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Las 5 llagas del Señor Lunes-Martes: 21-22Febr.1994: CAPELLA– NIA DEL HOSPITAL A las 6'15 abro la ventana de mi celda conventual al amanecer para sintonizar y entrar en comunión con la naturaleza, esa prolongación nuestra... Para amanecer juntos, vida en la vida. Guardo un silencio admirativo y oracional, para no turbar en mí la labor ingente, paridora, del mundo alumbrándose a lavida. Resurgiendo de sus ambiguas sombras con el clamor único de la pajarería primaveral y feliz... Del lado del mar llega el sonoro ruido de las aguas numerosas presentidas, la inmensa agua, toda el agua del mundo... Hoy tengo servicio en el Hospital, 24 horas de permanencia. Casa del hombre y de Dios, casa del dolor más sagrado: El dolor de la vida en el que Dios se crucificó... Cuando camino hacia el autobús me martillea los oídos la primera voz-grito matinal. Es la voz del vendedor «Cupones de la Lotería de los ciegos, la ONCE». El buen señor vocea el «cuponazo» a todas las calles y sobre todos los ruidos. Pregona madrugado y mañanero su mercancía, como la sardinera de Santurce. Está ahí todos los días, con sus santas mañanas y sus piadosas noches. Le veo y le oigo. Y, por primera vez, caigo en la cuenta que «no lo conozco». Conocer a uno no significa conocerlo desde hace tiempo, sino conocerlo a partir de su persona y la mía. Conocer en su raíz es: «necer» con ... el otro conocido. Es encuentro y camino... El no me ha visto desde su «ceguedad», yo a él tampoco desde mi «ceguera» de la prisa y el desinterés. El no me ha oído porque nunca le he regalado mi saludo y proximidad y yo tampoco le he escuchado. Nuestras mañanas o días han sido un cruce, nunca un encuentro. Y así en este ir y venir de hormiguero humano ni nos vemos ni nos oímos... Los profetas de Dios, Mayores y Menores, no pueden arrastrar un pueblo que no tiene otra ambición que el dinero y otra preocupación que la de protegerse contra los fríos de la noche. El rumor de la calle va creciendo, no porque suban la voz y los ruidos, sino porque se van sumando. Los viajeros del Bus también se suman y asardinan y enlatan. Son la mayoría juventud de mochila estudiantil. Son todo presencia: movimientos, voces, gestos, talante. Como si el tiempo no corriese dentro de ellos, sino a su lado, en nosotros los carrozas y ellos sólo lo miraran pasar... ¡Ah!, si se pudiera volver a 343

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