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P. Eusebio Villanueva si se le cae una palabra de salvación ... Era el Hermano repartiendo fraternidades y alabando a Dios por todo y en todo. No segregaba magisterios ni discursos, sino semillas de Evangelio como pan de amor. Y con un hambre cotidiano del Evangelio, Pan de Jesús. Y arriadas la mayor y la menor y suelto el gobernalle a merced de los vientos del Espíritu. Ya lo he dicho en otro día: todos necesitamos una referencia de cobijo, de casa– seguridad. O nuestros días quedan contados... El Albergue es para algunos de estos una casa a mano, una referencia de último recurso. Una seguridad en el camino ... Los cristianos nos hemos construido una casa de referencia para nuestro caminar. Una Casa del Pueblo que también sea Casa de Dios. Espacio de encuentro y lugar de envío del vivir cristiano. Es la Parroquia. Toda parroquia. No la materialidad de un edificio, piedra a piedra, sino la realidad comunitaria de un edificio más real construido persona a persona en perpetua renovación. Algo vivo y acogedor. Y uno siente gozo y esperanza cuando las parroquias son hogares de la Palabra y de la Eucaristía y expresiones de la acogida del Perdón y del Compartir. Con todas sus diversidades específicas, donde el Pueblo de Dios se sienta a su gusto, en su casa, y a su necesidad y donde se escucha al Espíritu. La parroquia que se diversifica, al interior de sí misma, en pequeñas comunida– des de reflexión, de acción diaconal, de oración, etc... en función de las necesidades y carismas de las gentes que la componen. Ella es el signo privilegiado eclesial de la diversidad en la unidad. El mundo secularizado que conocemos está fuertemente necesitado de ver gentes que se aman y aprecian y se sirven en nombre de Jesús de Nazareth... El Albergue es una parte sensible y adolorida de las parroquias de la ciudad. Aunque no sea así sentida por las diversas comunidades cristianas. Los que aquí acuden, como a otros centros similares de acogida, son la parte que sufre la permanente injuria de la vida. Hacia estos centros refluyen muchas personas golpeadas por la crisis, por el paro, por la falta de medios de algunas familias. Lugar de emergencia para los marginados... y tantas otras desgracias de la vida... O que se han quedado estafados por la indigencia política. O víctimas de las ignorancias e ineficacias de los que ocupan la sala de máquinas del poder. O de las avaricias y egoísmos e irresponsabilidades del Capital y la Empresa, que se aguantan las iniciativas y los riesgos. Tantos bandoleros de camino real, amparados por su ley... O tantas luchas por parcelas de poder o pactos de mucho consenso entre la parrillada política. No es mi costumbre, pero a veces hay que escarbar, con la uña del pulgar, algunas superficies demasiado sensibles de la vida. Haciendo del Albergue el comodín para enviar allá a los que llegan a pedir a las parroquias. No se trata de ganar méritos con avemarías ajenas. Enviar al necesitado pero sin negar la cobija... Esta noche, durante la cena, ha habido un ambiente sosegado. La gente ha regresado más sobria de su tarde sabática... Y a las 9 h. de la noche, bajo una lluvia espesa, con frío a la espalda y calor en el estómago, la mayoría de los albergados se ha ido recogiendo en los dormitorios. Algunos fieles de la «santa» TV se han ido ante ella en veneraciones silenciosas e inmovilizantes... A las 1 O h. de la noche hay ya más silencio que conversaciones, van cerrando las valvas y encerrándose en sus conchas ... Se apagan las luces generales y las de los dormitorios. La noche lo arropa todo y lo transporta al amanecer. La casa 340
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