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P. Eusebio Villanueva Miércoles: 16 Febr. 1994: ALBERGUE -«MIERCOLES DE CENIZA»- H oyes un día con mucha hondura cristiana. Es el comienzo de la Cuaresma. Es un camino hacia la Pascua. Un camino interior, un proceso, de conversión y convergencia. Es una sementera (morir) para una cosecha multiplicada (resurrec– ción). Es MORIR para VIVIR. Es un invierno a transcurrir para una Primavera de «renacer». Es eso vivido... La mañana es primaveral. Es luz en la luz, viento en el viento, agua en el agua, polvo en el polvo, Dios en el hombre... Me voy hacia mi trabajo en el Albergue Covadonga rumiando estas verdades de caminante y de cristiano, que la Iglesia nos presenta en estos días... La Cuaresma: [y uno se retorna a la niñez y comienza a recorrer camino pasado] cenizas... ayunos y abstinencias... penitencia y privaciones... limosna y oraciones... Cierto que la cuaresma en el pasado tenía una vivencia muy negativa, viejo-testamentaria, de mortificación, de memoria de la muerte del hombre, de «polvo eres y en polvo te convertirás» ... Cierto también que de este exorcismo del mal, esta penitencia, esta «memoria», tiene un sentido purificador hoy también ... Porque nues– tro mundo sigue acumulando «cenizas» ... Absolutamente cierto que contribuimos al mal en el mundo y tenemos que hacer penitencia por ello. Tomar «ceniza» sobre nuestras cabezas... ¡Cuántas «cenizas» se están acumulando sobre este mundo de hoy!. .. Los cata– clismos naturales, que han destruido ciudades, pueblos y regiones enteras, masacrando la populación... Los incendios forestales, que reducen a «cenizas» millo– nes de hectáreas de bosque, de vagetación, de vida... ¿Por qué esas destrucciones? ¿Porqué tantas cenizas y lágrimas? ¿Porqué siempre son los más pobres los reduci– dos a cenizas? Yo me lo pregunto tantas y tantas veces ante el Señor... Y en el mismo tiempo-de-hoy, nuestras industrias y progresos, que provocan ca– tástrofes de «cenizas» de polución, desequilibrando la vida, toda vida, en regiones enteras de la tierra o del mar-petrolero... los dehechos químicos nucleares... etc... tan altamente peligrosos y siempre nocivos... No necesitamos que se nos imponga la «ceniza», la llevamos ya de por vida sobre nuestras cabezas y hasta la respiramos... Y ¿qué naturaleza, qué mar, qué tierra, qué atmósfera vamos a transmitir al mañana? No estamos reduciendo a «cenizas» tantas riquezas naturales del Planeta?... 332
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