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Las 5 llagas del Señor muertos con su silencio, su discreción ... Arrugada, como una fruta dejada a madurar excesivamente... Sus ojos grandes y tristes, donde cabe toda la lluvia junta que se derrama en estos momentos sobre Gijón y sus campos... Está sola de familia mientras yo la sacramento en esa frente que miró la vida y que contempla ya la evidencia del rostro del Padre Dios... «¿Qué solos se quedan los muertos!?» NO. ¡Qué solos nos vamos quedando los vivos de esta «costa» del vivir! Y el futuro se entristece de desilusión ... Pues la generación del aborto va a ser también víctima de la eutanasia... Hoy un jefe de familia tiene a su cargo afectivo y efectivo -por término medio- dos personas. Y en el año 2.000 tendrá 6 u 8, según las estadísticas. Y se habrá llegado a la eutanasia positiva o negativa. En el mejor de los casos, al «abandono» de los ancianos... La excepción no confirma ninguna regla. Cada caso es uno... Aunque también es cierto que sólo muere, se acaba, aquel que no ha vivido más que para sí mismo. El que ama ya se ha dado, ya ha vivido su «tránsito» ... Estoy ya en pie y escuchando las noticias mañaneras por la radio, cuando a las 6'45 de la contramañana me reclaman a la 604-C. Es un hombre en mitad de sus 43 años. Los doctores y enfermeras rodean la cama del enfermo entrado en grave crisis cardíaca. Urgencias, intervenciones sobre la marcha. Carrera contra la muerte... Es duro sentirse morir en medio del camino, como si uno fuera ya un viejo caballo fatigado y gastado... Y dejando tantas cosas sin hacer, planes sin realizar... Eso es lo sorpresivo de la muerte. Nadie muere de muerte, todos mueren de vida... Y a la hora de la hora... Muchos vientos pasan por aquí y ya se ha de imaginar que nos faltan dedos para contar todos los difuntos. Son almario de la Historia buena, de la grande. Cada persona es una lección, pero también un misterio. Y un endeudado eterno ante el Señor de vivos. Por esto amo este servicio cristiano en el Hospital. Aquí nos entra y nos sale mundo de continuo. Y uno queda ebrio de mística transcristiana... A las 9'30 regreso a la ciudad y a la cotidianidad conventual. Que no sólo de «pan» se aguanta. En el convento el tiempo corre largo y sin vallas y uno puede trabajar en los «adentros» ... Si no se aprende a mirar hacia adentro -dicen los maestros del espíritu- tampoco se puede mirar hacia afuera. Y a éstos, las experiencias no se les ponían rancias de contemplación. Las usaban en brote... 319
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