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P. Eusebio Villanueva Lunes-Martes: 7-8 Febrero 1994: CAPELLA– NIA EN EL HOSPITAL -SAN TEODORO, EL CAPITAN (Siglo IV)- H oy celebramos la fiesta de uno de los santos marciales de Oriente: San Teodoro el Capitán. Con todas sus armas, que no desampara un capitán, empuñando lanza y mano diestra sobre la espada... Bueno, cualquier uniforme es una limitación ... Pero el Pueblo, cuando es ignorante, obedeciendo se siente libre. Y así ha querido representárselo. Y en estos gustos de cada tiempo para la fe no hay preguntas y para la razón no hay respuestas. Su santidad es martirial. Las torturas, que sufrió, son de juzgado de guardia hoy y potro de tormento de siempre. Al final sus verdugos cortan por lo sano, le cortan la cabeza... Hay algo inusitado en este personaje, y por esto lo traigo a mi memorial mañanero. El emperador Licinio portaba todo su olimpo de dioses para exigir culto a las gentes, ponerlas de «rodillas» y con ello dictar sentencia. Es el procedimiento de siempre... San Teodoro tiene una idea genial. .. Se los pide al emperador para abrillantarlos y perfumarlos antes de exponerlos al culto público. Eran dioses de mucho convenci– miento: hechos de oro y plata. Como hoy, pero fue en el siglo IV. Teodoro el Capitán los troceó y los pedazos los distribuyó entre los pobres. Genial, absolutamente genial. Nuestro santo de hoy los desacralizó en cachos, en trozos de caridad para pan y vida de los menesterosos. Su humor-amor merece una estatua-imagen con sonrisa de martir socarrón en los cielos y en los altares. Sería mucho más significativo que su lanza y espada, que nada defienden ni amparan en la Iglesia de «a pie». Hoy necesitamos a este Santo en nuestras iglesias tan dotadas de metales precio– sos en el culto y tan rodeadas de gentes necesitadas en la vida... Hoy deberíamos reeditar esa pillería del Santo capitán... Pero hoy no hay santos «teodoros» con coraje de «capitanes» que se atrevan con lo barroco del culto y sus objetos piadosos... tan «artísticos», tan de la «tradición» y «devoción» popular, tan cargados de «historia» y de piedad, tan «tesoros» del templo y tan sacralizados... Hoy no hay. Y... ¡mejor no lo mientes! Porque intentarlo es atropar todas las mandangas que se pierden por el barrio clerical ... A veces, por «ahí arriba», se han dicho cosas al respecto. Hasta se ha hablado de la disponibilidad de los «vasos sagrados» ante la necesidad humana grave y 316

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