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P. Eusebio Villanueva Domingo: 6 Febrero 1994: n paréntesis de una Semana de Formación Permanente en Madrid. Traigo toda la sensación de una pérdida de tiempo casi total. Algo de orientación bibliográ– fica y poco más. Caminos carreteros ya recorridos en la lecturas y estudio personal. Positivo el encuentro con otros compañeros. Y nada más que sacar de la mochila. Y otra vez más, convencido de que no tengo por qué sudar esa camisa. Me siento bastante bien nutrido intelectualmente con mi experiencia y motivaciones, mis lecturas amplias y diversas y los bagajes de mi vida. Renovándome como en 4 cosechas al año... Pienso honradamente que debieran encontrarse otras modalida– des... Esas sesiones conferenciadas suelen ser cortas de luces, congeladas de experiencias y estreñidoras de entusiasmos y de ánimos. Nos dan a comer conceptos e ideas como si fueran salchichas en lata escolar... Anoche regresé a las i Oh. porque tenía que cumplir con este mi compromiso en la cárcel. El grupo de voluntariado visitamos los Módulos 2 y 4. En el Módulo 4 voy a celebrar la Misa por primera vez. Ambiente difícil para dar entrada a esta celebración tremenda del Sacrificio de Cristo. Pero su realidad carcelaria bien orientada puede crear un clima para sintonizar con la Eucaristía. Sólo me queda en estas horas de la noche, orar. Que es como conversar para arriba. Jesús se fue, pero dejando huellas para que lo encontremos. Y siento como que El nos apoya desde el otro extremo del mundo. Y siento su fuerza dentro. Y su luz interior. Menos grande luz que en la Biblia, pero también de otros mundos... Acudo también a la Madre del detenido-juzgado y condenado Jesús. El Ave María, la plega– ria de los pobres, de los nadie, de los desamparados... Madre de los sentenciados... A las 9'15 de la mañana salíamos 7 del Voluntariado para Villabona. Fieles a esa visita a la cárcel y al testimonio de que ellos cuentan para nosotros. Ellos, los internos no tienen espacio en la ciudad de nosotros. Y nosotros sí queremos tener estos «encuentros» en la «ciudadela» de ellos. Queremos asumir con coraje esos 3 riesgos: el de compartir palabra y sentimientos, el de creer y el de servir en lo que podamos.... 314