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Las 5 llagas del Señor le nota que está bajo la «abstinencia», en estado de ansiedad. Las Hermanas procuran ayudarle como pueden y con amor. No es tarea fácil. El drogata es como el jinete que no vacila en reventar una cabalgadura. Que en su caso es su persona: - ¿para llegar a dónde? - a ese ninguna parte, que es todas partes y aquí. A esa edad no se le ha aprendido nada por experiencia. Vuelvo a hablar con él. Hablamos largo... Le falta confianza en sí mismo. Ha comenzado ya varias veces y en diversos sitios su recuperación. Y nada. Aprieta el proyecto con toda la mano, como quien hace un cariño, y lo deja caer en seguida, como quien suelta una brasa. La cara del Santo no hace el milagro y a él le pueden más los aullidos de ese mundo químico, que le flipa más... Sonríe triste, porque sonreír es parte de su naturaleza. Ya no le pide nada a la vida. Cuando necesita algo...va y lo «suena». Esta vez ha vuelto porque se lo pide su madre. Al día siguiente me dijeron que se había ido... Han ingresado nuevos «transeuntes». Estarán unos días, los que les señalan en el Centro de Acogida, y luego otra vez a levantar el vuelo... rumbo a otro albergue de la geografía española... Es este un problema serio. El paro, la inestabilidad socio-económica, laboral y familiar, está arrojando a los caminos de toda España una Nueva Mendicidad: los TRANSEUNTES. Los hay que son vagos de constitución y decisión. Cierto. Pero los más son gentes que van de un sitio para otro buscando -así afirman- un puesto de trabajo, una salida a otros problemas de hogar o la dignidad social a la que tienen derecho y es imprescindible. Aspiran a encontrar una normalización a su vida. Esto, con frecuencia, comporta que no están inscritos en el Censo Municipal, que exige cierta estabilidad en la permanencia. Y ello les impide arreglar y percibir las pequeñas pensiones asistenciales... Hay un verdadero disloque en todo esto. Por eso también es difícil que puedan y quieran seguir un cierto programa de reciclaje laboral y de inserción. Como igualmente hace difícil un seguimiento de sus problemas o situación. Van y vienen, se mueven, como se mueven las olas, las nubes, lo abandonado y libre y terrible de este mundo. - ¿Lo comprenden? - La pregunta sale sobrando. Su vida, la de los transeuntes, es eso trashumancia. Un día aquí y otro allá, ¡qué más da! con tal de comer hoy y mañana, quién sabe...Y ¡que el Santo de los Necesitados se lo pague! Hasta, a veces, yo pienso que somos todos gente en situación fronteriza, siempre a punto de salir o a punto de entrar, «como peregrinos y extrajeros de este mundo», que diría Francisco de Asís. 31
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