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P. Eusebio Villanueva Jueves: 23 Sept. 1993: a mañana está desabrochada, abierta, limpia. No «hay moros» en la costa azul del cielo. Es grato este paseo hasta el Albergue durante media hora... Es asomarte a cada calle o perspectiva del mar y estirar los ojos y agilizar las piernas. La tierra despide emanaciones de víscera fresca y el mar gozos de fecundaciones del Génesis... Son las 9 h. de la mañana por la hora del gobierno. Por la de Dios son las 8 de la luz. Me interesa transmitir la afirmación de responsabilidad en este Voluntariado en el Albergue. Es empeño en alegría y con deseo de apoyar esa tarea de recuperación de la «dignidad» humana en estas personas. Ayudo con mi querer creer y mi creer queriendo, en ese valor. Siendo y estando. Por eso me exijo ser puntual. El trabajo, como todos los días. Hay gente nueva, siempre hay gente nueva. Este es un río de aguas en corriente, pero que van y vienen ... Un joven, que hoy ayuda en la limpieza, está nervioso, con ojos saltimbanquis, inspectores. Hace la limpieza de un dormitorio. No para quieto. El estatuto de su cuerpo requiere estar en movimiento. ¿Complejo de ardilla? Debe pensar, por mi aspecto, que no pertenezco del todo al «colectivo». Me pregunta: - Y ahora ¿qué hago? - Hay que barrer y luego fregar. - Ya lo he hecho, pero ¿qué más hay que hacer? - No lo sé. Yo también soy un mandado. Se lo preguntaré al responsable. El sabe que no mandan en este mundo los sin tierra, los sin letras, los sin pan, los sin trabajo, los sin -sin ... Sabe también que en esta sociedad las decisiones se toman siempre más arriba, aunque a los que machacan son a los peones. Así está montado el escaparate. Luego comprendo estas razones. Es un drogadicto, de esos que quieren pasar de esta sociedad, pero a él no le gusta engolondrinarse... Quiere probar otra vez, a ver si esta vez sí. .. Al marchar me lo aclara la Hermana: 30 - Tenemos a ese joven, que es drogodependiente y quiere entrar en el «Proyecto Hombre» para desenganchar y recuperarse. Están en el pabellón vecino. A veces, cuando llega alguno, lo envían al Albergue hasta superar el «mono». Sólo después pueden ser admitidos en el «Proyecto Hombre». Se