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P. Eusebio Villanueva Domingo: 23 Enero 1994: VISITA PASTO– RAL A LA CARCEL E I Domingo es eso: «el Día del Señor». Recordamos, renovamos, celebramos, la Vida toda de Jesús y en ella y por ella nuestro acontecer y resucitar... Es el Jesús entregado en manos de sus más seguros verdugos: sus semejantes y asociados los humanos... Hijo del Hombre, de la Tierra, del hambre y sed... Hijo de Dios. El crucificado Jesús y unidos a El otros muchomultitudes que uno va encontrando o que uno va huyendo... Por eso cada Domingo y de mañana siento una resurrección interior visitando los presos y hablando con ellos y celebrando la vida y presencia del vendido-apresado-torturado-juzgado-condenado-Jesús. De esto yo tengo cierta teología y algunas impresiones... Pero ellos, los reclusos, se saben, en dolor, amor y rencor, toda una «teología de la exclavitud» ... Muchos de ellos tienen reducida su vida a 3 capítulos: Un día nacen. Y la niñez es un fruto comido por los años... si no dejó «heridas» en el alma es un milagro... en ellos. Y luego... Y otro día morirán. Pero en medio de ese nacer y morir: años de reincidencia, de entra y sale, entre esos ominosos muros iguales de color y opresión: los 4 muros de chabola, de salón común, de patio, de pasillos... Donde «no viven», los «viven»: todo lo tienen determinado y reglamentado, puros consumido– res de prisión. Tiempo muerto, porque es tiempo para nada... Cada quién dejado al socorro de sus propias fuerzas. Eso sí, bajo el amparo del Dios-Ajusticiado... por los mismos hombres... Berdiaeff decía: «si yo tengo hambre, ése es un problema material; si otro tiene hambre, ése es ya un problema espiritual» ... Que a un delito le impongan una condena es un problema de derecho penal, pero que esa pena la cumpla una persona es ya un problema espiritual, que nos atañe, que nos implica a todos. Especialmente a la Iglesia. Para mí ha supuesto una conversión a la realidad de ese mundo carcelario. Me compromete, es decir, me-promete en compañía... De ahí que la Institución puede resolver problemas al recluso y a la sociedad de «fuera», pero no hace personas de los reclusos. Y una persona que se da en su servicio, puede no solucionar ningún problema, pero sí hace personas... Y esta es una tarea de cristianos, de Iglesia viva 290

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