BCCCAP00000000000000000000555

P. Eusebio Villanueva En lugar de encerrarnos en nuestras propias voluntades «administradas», por qué no dar a Dios las llaves de nuestra «casa» diciéndole: «Haz en mí lo que te parezca» Más, la suprema disponibilidad: «Señor, quítame todo lo que Tú quie– ras» ... Aquí está el único, grande y tremendo miedo del ser ante El. .. Porque El nos lo quitará y quedaremos a Su propia disposición... y este es un gozo que da miedo, mucho miedo... Hay que poner en hora nuestra existencia. No podemos seguir viviendo como en un tiempo de víspera. Como si tuviésemos toda la vida por delante y pocas trochas que corresponda caminar. .. Dios tiene y obra en función de una eternidad. Pero nosotros tenemos un tiempo, sin tiempo que perder. Pero volvamos a la tarea del instante, que es la «guardia de noche» en este Albergue ... A las 1Oh. de la noche llega un señor pidiendo cama para esta noche. Agacha la cabeza y parece agarrase con todas sus fuerzas del cigarrillo. Viene con varias copas a medio asimilar. Cada vez que chupa del cigarrillo traga humo hasta las rodillas. Se rasca la nuca y me sigue detrás como un pariente pobre. Vamos a uno de los dormitorios, que es donde él desea descargarse de sí mismo hasta mañana. iBuenas noches!. Son las 12'15 h. cuando un joven llama a la puerta dando golpes. Es un muchacho que me dice encontrarse solo en la calle. Viene como los niños, con todas sus pertenencias en los bolsillos... Los jóvenes no están contra los adultos, están contra los que los hacen envejecer con el desamor, la incomprensión, la injusticia, etc... A la 1'20 de la noche una señora mayor solicita una cama por el amor de Dios. Llora mansamente, porque el llanto no es de gritos, es de no saber para dónde volver la mirada. El marido otra vez borracho de vino malo, que le vuelve a sacar a flote lo peor de sí mismo y al entrar en casa termina por arrojarla a ella, su mujer, a la calle... Convivir con marido alcohólico no es una desgracia como otra cualquiera. Es la desgracia con nombre y apellidos. A las 4 h. de la mañana regresan a su «nido» los pájaros bultangueros de la noche, esos mochuelos de las discotecas... Voces, risas, trozos de canciones tartajeadas, residuos de la alegría vivida y juvenil. Caminan alertando la noche. Y que pasan por la acera un momento para perderse en el lejos y en otros reposos... Se presenta en la entrada a las 5'1 O h. uno de los alberguistas que no había regresado. Me habla-excusa- de tener que empujar el coche de un amigo... Se va a su cama cayéndose de sueño y de frío de la noche. Allá en su humilde y despojada querencia encontrará sus mejores y sosegadores sueños para pasar lo que le queda de noche. Entramos en el Domingo, día 23 desde hace varias horas. Y hoy es la fiesta de San Juan «El Limosnero». Hermoso sobrenombre o apodo. El apodo no sólo da identidad, existencia pública, significa mucho más: es nuestro certificado de residencia. Quiere decir que la comunidad ha tomado nota de su presencia... Este San Juan es «el limosnero» fue obispo de Alejandría, a finales del siglo VI. Al morir sólo dejó como propiedad el tercio de un céntimo. Entonces casi nada, hoy ni existe. Todo lo daba... A los pobres los llamaba «mis señores» y los servía como a tales señores. En cierta ocasión mandó reiterar la limosna a un mendigo insistente en el mismo día. Argumentando: «¿quién nos dice que no es Jesucristo que trata de poner a prueba nuestra generosidad o averiguar quién se cansa antes, si El de pedir 288

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz