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Las 5 llagas del Señor Viernes: 21 Enero 1994 · ALBERGUE L os días se siguen unos a otros como en fila lepidópteros, esas orugas procesionarias. Tan seguidos y tan parecidos, tan pegados y tan arrastrados... Estación de los fríos y desahogo de II uvias, para estos días orugas y procesionarios.. . Otro día más con frío y lluvia en las cisternas ventrudas de esas nubes, paradas contra los techos del cielo... Por ese cielo entró la noche o ¿ya se va?, como un leopardo lleno de precauciones. Recorro las calles llenas de minutos, de horas... de esperas... de silencios y de fríos ... Este frío que nos somete las carnes a las temperaturas de las cumbres, que de noche se cobijan en las ciudades... Las gotas de la lluvia me solfean su monotonía en el paraguas y delante de mis pasos son como clavos hacia arriba... Las barcas desnudas toman su ducha mañanera, amarradas al muelle, contra el viento y el bamboleo del mar. Mientras el mar y las nubes tricotean con sus agujas de tejer ese tul de neblina que las envuelve con pudor... Algunas parejas de jóvenes pasan en silencio por las calles de la noche hacia sus casas de dormir la mañana. Después de haber asesinado la noche en la discoteca del Jueves, ya rito juvenil de guardar. La media luz todo lo embarulla y hermafrodita: ¿quién es él y quién ella?, o ¿son los/as dos?. Hay gentes presurosas que te adelantan o te cruzan hacia la última jornada laboral de la semana. Y nunca falta un coche con prisas que precisa la calzada entera y para ya mismo. Urgencias inaplazables de reloj ... Pasa un perro lanudo liberado de su dueño y liberando sus aguas interiores por las esquinas de a perros... Parece ir olisqueando los olores feos del mundo... Los gorriones han madrugado a las palomas y buscan lo selecto de la noche en los contenedores derramados... Y santifican la fiesta de cada día en su aire, su primera luz y en su barrio y calle.. . Yo voy hablándome solo con el hablar cartujo, de adentros y mirando al suelo... Verbigratamente en soliloquio... En los soportales de la calle San Esteban encuen– tro al hermano «lavamé», abandonado del jabón, pero no de la lluvia. Hecho un caso. Ciertos modelos, la Naturaleza ni los prodiga ni los repite. Pero se le escapan ¿Dónde habrá dormido esta noche, el pobre? El se rasca con gusto, pero a lo Job. - ¡Buenos días, compañero! ... Se escabulle mientras dice socarrón: - ¡Vaya con Dió que lostáperando a lo mejó! 283

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