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P. Eusebio Villanueva Por eso el tema de las cárceles no es ajeno a la fe, y a la acción de los cristianos, de la Iglesia, pues... Nada humano le es ajeno al cristiano, a la Iglesia, pues. Y sobre todo, cuando sea una realidad no atendida o desviada de la sociedad civil. .. Porque los internos son hijos de Dios a parte entera... Y esta es una preocupación desde el Evan– gelio, desde el corazón del Padre, que afecta a toda la Comunidad creyente. Y no sólo la atención «espiritual». Es por esto que toda la comunidad cristiana debería sentir y ser signo de fSta responsabilidad y solidaridad con el problema de las cárceles y la persona de los presos-hermanos... «No para anunciar utopías, ni para gritar demagogias, que toda– vía no son posibles; pero sí para ir haciendo camino; aportando remedios unas ve– ces y otras, descubriendo posibilidades nuevas, todavía inéditas, pero quizá ya via– bles». Esta responsabilidad se nutre y madura por la información, en el apoyo a los que trabajan en este campo. Creación y conversión de criterios de valorar y actuar. Y a niveles personales, parroquiales y diocesanos, en una Pastoral Penitenciaria de con– junto, que ya tiene muchas jornadas de camino y de crecimiento por ahí. .. Es esperanzador y ya realidad en marcha el Voluntariado Pastoral Penitenciario. Es im– portante, sobre todo en estos momentos de «cultura de marginación». No basta con la eliminación de la «amenaza del delincuente». Porque ese «des– entenderse» de nuestra sociedad después del encierro, es lo que ha creado más delincuencia y cárceles. Es una espiral que se genera en la sociedad y va creciendo. Los cristianos debemos tener las ideas claras desde la Fe y actuar cortando la espiral y ayudando a encontrar la solución a esta sociedad, que también somos nosotros. Es necesario que cada colectivo de esta sociedad ante esta realidad creciente de delitos y condenas, de inseguridad en nuestras calles y de destrucción humana en nuestras cárceles busquemos, como el comandante Cousteau en las aguas de los mares, encontremos soluciones... Los «chivos expiatorios» han sido a su modo y manera un «timo de la estampita» camuflado... Es preciso construir una sociedad más justa para todos, que no devore hombres y defeque presos y otros marginados. Y crear centros de acogida que reeduquen, rehabiliten y reinserten en la sociedad a los sentenciados, que encuentren un lugar-trabajo en el mundo y al sol. Sólo podemos vivir, de verdad vivir, de tres cosas que bien sabe Dios: fe en Dios o/y en el hombre, de amor y de perdón. Tres ausencias, tres vacíos en la prisión... Me preguntaba uno en el comentario de la Palabra en la Misa: -»¿Porqué la injusticia en «ellos» es justicia y la justicia en nosotros es injusticia?» Esto manaba de las grandes corrupciones de políticos y financieros, en millones de millones, amparados por tantos privilegios y proteccionismos, para estos plenos de recursos de todo tipo, sin necesidad de robar para sobrevivir como muchos presos sin formación y en el «paro» agotado, muy por debajo del estatuto de muchos perros en el chalet de los «grandes» .... Yo también me pregunto..., pero no..., que eso ya es ras- carle las encías al tigre... Porque de todos es sabido que en estas cosas de la justicia pasa, como con los impuestos fiscales: le apuntan al Capital, pero le pegan al currante, al obrero, a los pobres... La cárcel es un espacio social henchido de personas pobres, pero deshabitado de futuro. De futuro decente, de esperanza decente... El interno me miró con ese aire de venir de atrás de las cosas... de su pasado. 274
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