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Las 5 llagas del Señor Con puños fieros le han desfigurado la fachada. Con visión de camaleón, apuntando con un ojo para el ser y el otro para la nada. Una calamidad que no se puede hacer con un «cristiano». Viene bebido y con una botella a medio morir. Le pregunto por lo que le ha pasado y su mirada es la de un rayo láser. Le pregunto si quiere ducharse o, al menos lavarse la sangre antes de acostarse. Dijo que sí con la cabeza, que se cayó de lado. Alcohol no énfasis. Mientras le preparo la cama donde caerá como un tronco golpeado, amasijado, como en el santo suelo del Nuestro Señor de las 3 Caídas. A las 8 h. de la mañana se encienden las luces y todo el mundo ¡arriba! ... Yo he terminado mi trabajo y entrego las llaves ¡a la paz de Dios!, como se despedían los viejos castellanos... 271