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P. Eusebio Villanueva coeficiente de conciencia de 4 años. Tiene otros 3 hermanitos menores. El árbol de Navidad está decorado y con los regalos. Ella ha llegado del colegio «especial» inter– no esa misma tarde... para las vacaciones navideñas. Tanto la han hablado del «rega– lo» de esta noche, que en su conciencia no cabe otra palabra en su adiós al colegio. En casa Valerie reclama impaciente su regalo. ¡ Cómo va a comprender que debe esperar hasta la medianoche! Los ojos grandes e iluminados, como estrellas de Navidad, porque su paquete está ahí mismo. Y pide y pide, que es rito infantil. .. La madre estalla: «tú no tendrás nada. «Pas de cadeau pour Valerie!» La niña llora y patalea. La frustración y la desesperación asoman a sus ojos infantiles, que no comprenden: - iNo es justo! grita la niña... No. No es justo tratar así a un niño subnormal, que tiene aún más hambre y necesidad de cariño que los otros... Porque aquí está la tragedia: Valerie no es amada y ella lo siente. Y cuanto más es rechazada, más cosas raras hace para atraer la atención y la compasión. Es su manera de gritar su inmensa tristeza a los otros... Y en esta búsqueda de cariño, de un regalo, de una caricia o de un beso de Navidad, Valerie sólo encontrará la muerte en el fondo de un cuarto trastero, donde la van a encerrar durante 1Odías para desentenderse de ella... «porque no había sitio» (Le. 2). Ella revolotea e importuna. Hacia las 9 de la noche el padrastro la golpea y la arroja en el trastero, cerrando con llave. La niña llora todas las lágrimas del mundo y de la infancia... Cena abundante y «regada» ... Es media noche cuando un gemido sale del trastero... La madre calla, cuando él abre la puerta. Allí está encogida la niña... nuevos tortazos y la echan algunos restos de comida sobrante. Entre el dolor y las lágrimas pasará Valerie la «Noche de los Niños»; encogida para que su silencio sonase menos... La sombra de Herodes recorre los siglos... Los vecinos del piso inferior, dirán después, que habían oído gemidos, pero pensaron que eran gemidos animales... Los días pasan. A veces se acuerdan de arrojarla algunos restos de comida. Valerie ha adelgazado terriblemente por el hambre y la sed. Deshidratada a pura lágrima. Está sucia, cubierta de escrementos. A los 7 días el olor es nauseabundo. La madre la lava y la encierra de nuevo... para tener las «fiestas» en paz... El Martes 4 de Enero de ese año 1983, por la mañana, al abrir la puerta del trastero, su madre constata que Valerie está muerta... Estaba de sobra y Dios la quería para reparar en grito de Padre la atrocidad del amor humano en Valerie ... Ella, Valerie, no había nacido como los demás. Ella nació marginada, para carne de «internado», para Albergue de acogida... Ella, Valerie, no recibía el cariño como los otros niños... Ella, Valerie, ha muerto cuando los otros niños abren aquí los paquetes de sus regalos con ojos grandes e ilusionados... Ella, Valerie, ha muerto en las fiestas de todos los niños... la han asesinado gota a gota... Si, Valerie es un signo de algo tremendo y cotidiano en esta tierra durísima del mundo al que nos llegó Dios hecho Niño... Porque son millones los niños que mueren de hambre y miles los que mueren de malos tratos en nuestra supercivilización. Esta nuestra Europa, que envía miles de niños torturados a los hospitales cada año. A los hospitales. Lo digo con estadísticas en mano. Bastante más de 5 mil en España y más de 7 mil en Francia y... Es la dura ley de abajo, de los marginados... El viento, afuera, empuja glaciares tardíos hasta dar la impresión, que alguien ha dejado esta noche la cordillera abierta del horizonte asturiano... ¡ Mala harina, para los pobres, las disposiciones de los «grandes» ... Mala... sí señor. 250

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