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P. Eusebio Villanueva es bastante descarada y se mete donde no debe... La noche ha terminado de cerrar sus valvas negras sobre la ciudad de Gijón... Van reintegrándose los «albergados» que se han quedado a cenar fuera por los sitios que Dios sabe... La noche es de «perros», no de cristianos y encima pobres... Cada vez que tengo que abrir la portería cruzo el patio como las ardillas, a saltos y de estampida. Parece que nos quieren poner a remojo las nubes. Pero me siento alegre, mojado y sin cena, aunque no hambriento. Algo de la «perfecta alegría franciscana». Que uno quisiera que sí, pero todavía es que no... Supone un camino hecho... A las 11 de la noche, abro la puerta a un rezagado de los bares. Cara curtida y bigotes anchoa. Se para en la puerta y me dice: - «Oye, toca este timbre... " - No, que da calambres. La humedad hace contacto... - «Ya lo decía yo. El vino nunca medió calambre y a mí ahora me escañó un leñazo». Y se ríe etílicamente divertido. Yo también me río por dentro y procedo serio como un árbol del campo... Cuando reímos es porque hemos resuelto la discordia que somos por dentro: en la fe y en la vida, en las ideas y en los sentimientos, en la oración y en la acción en el bien que queremos y en el mal que nos arrastra... Uno de los mayores trágicos de la Historia, Euripides dijo: «No se deben derramar lágrimas nuevas sobre dolores viejos». El humorismo tiene la misión de provocar lágrimas de risa distorsionando las penas y las alegrías viejas y nuevas... Yo espero que en la «otra» vida nos vamos a reir mejor que nunca, a rascarnos las tripas de tanta felicidad ... Siento estos días la alegría interior y me florece en sonrisas y risas múltiples. Mi risa suena con un sonido de piedras cayendo a un pozo, pero hondo... ¿La risa humana es una caída?, ¿tenemos los humanos un agujero en el alma? De allá nos llega la bienaventuranza. Hay toda una literatura florecida de las bienaventuranzas. Yo he recogido y compuesto algunas. Son muchas en la vida real y posible. ¿Quieres conmigo escucharlas revueltas en esta Buena-Noche de Navidad? 226 - Bienaventurados los que ríen y ofrecen su risa a Dios, la vida sería demasia- do ruda sin ellos. - Bienaventurados los que sonríen para no llorar, se necesita valor. - Bienaventurados los que no tienen un corazón para reir. Jesús llorará. - Bienaventurados los que sonríen de sus pequeñas miserias, porque las hay tan grandes y tan pesadas a soportar. - Bienaventurados los que se ríen de las bromas que les hacen, ellos tendrán la alegría de hacerlas a otros. - Bienaventurados los que sonríen de su cobardía, ellos se acercan a la humildad. - Bienaventurados los que ríen para divertir a los otros, esta es una gran caridad. - Bienaventurados los que no tienen una sonrisa de «beata», esa no hace parte de las bienaventuranzas. - Bienaventurados los que sonríen a sus enemigos, ellos están en camino de ser cristianos. - Bienaventurados los que ríen pensando que Dios ríe con ellos, ellos están en la verdad.

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