BCCCAP00000000000000000000555
Las 5 llagas del Señor - ¡Ah, bueno!, porque yo desde los 16 años, y tengo 28, casi no he tenido tiempo más que para hacer la siguiente «faena», para poder vivir, y si depués... viene El y me mete la «perpetua» ... yo un Dios así no lo quiero... porque ¿para qué me creó tan mal? ... Aquí uno se da con el alma contra una ladera y habitualmente contra muros y barrotes con el alma, con los ojos y con la esperanza. Hay muchas cosas que endurecen la memoria y la vida, si no se toman otras providencias. Hay mucha gente demasiado comida por dentro... El rencor contra la sociedad llega hasta regular el vientre... El tiempo de la Navidad es importante para aportar «algo» constructivo, unos co– pos de nieve de esperanza, de fe, de luz, de paz. Todo eso que llena más y deja mejor «colocado» que esa otra «nieve» de las «rayas» o la «otra» licuada e inyectable... No habrá jarana bullanguera ni «consumismos» pantagruélicos. Pero sí la otra tentación suicida, autodestructiva... Nostálgicamente abiertos al trato afectivo y apreciativo, a la alegría, a subirse a algún monte «tabor» con el deseo de transfigurarse algo de su mortal rutina... Y para una mayoría será un día casi cualquiera. Pasan de Navidad... y de todo su «culto y clero» ... Ese Dios -piensan,- no ha nacido, ... en todo caso para ellos, porque les ha basureado con la mala suerte de sus vidas. Cerrados los ojos de Dios, a lo que parece... A la 1'30 regresábamos para Gijón. El sol brilla como para los siempres... Y llegará la noche llena de luz como nunca. Nunca hay más luz que en estas «fiestas», ya anticipadas comercialmente. Los destellos de las luces publicitarias y sus músicas navideñas intentan llamarnos para que compremos... compremos... com– premos... Y la «estrella», «¡Ay, madre!», ¿dónde nos ponen la estrella? Mejor, ¿dónde ponemos la estrella? La «buena estrella» que indique el «centro» y el sentido de estas Fiestas. Dios la colocó sobre la cueva de Belén... Sólo la ven los pobres y los sencillos, los de esperanza y en vela, de ojos y oídos abiertos a los demás, de manos y pies orientados hacia los otros, de corazón en paz con la creación entera. Sí, a la prisión habría que llevar algún poster de Navidad, ya que no es posible el «belén», y hablar con ellos de su mensaje... Recuerdo a aquel guajín asturiano allá en Bruselas, que nunca vino a la catequesis, pero en vísperas de la Navidad se acercó con los otros para recibir los dulces de la fiesta... Cuando pregunté al grupo ¿qué es la Navidad? se levantó como un rayo y nos contestó: «un «neñu» que ha nacido para todo el mundo» ... El recuerdo: no de algo que «sucedió», sino de algo que debe suceder para cada uno «aquí y ahora». Para ello el «belén» plástico nos ayuda a introducirnos en el «hecho» de entonces. Y en ese «hecho» hay 3 momentos sobrecogedores y tan de toda esta gente marginada: En primer lugar: el «NO HUBO SITIO PARA ELLOS" ... entonces... ¿Lo habría ahora? ¿Se lo preguntamos a los presos?... Ahora, como entonces, ocurriría lo mismo. Ocurre ya. De veras, ¿se lo preguntamos a los presos y excarcelados? Uno se imagina a María y José por cualquiera de nuestras ciudades y de nuestras calles... pulsando con miedo los timbres, así sin nombres... y pidiendo albergue... pidiendo «belén» ... Seamos honestos con nosotros mismos. Si María y José una tarde cualquiera... esta tarde... con cara de frío y figura de pocos posibles, llamara a cualquiera de nuestros pisos, ¿les haríamos sitio?, ¿les haríamos belén? No... ¡estoy seguro! Y... yo tampoco. Les obligaríamos a buscar cobijo más adelante, hasta las «afueras», hasta el «Albergue Covadonga», hasta perderlos de vista... 193
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz