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Las 5 llagas del Señor de policía en cualquier banco público... y vuelta al Albergue. La pobre es anciana, testaruda como mula maragata y malgastadora de su pensión. Y no hay manera de convencerla de entrar en una Residencia. Para costeársela tiene suficiente pensión. Prefiere reventar en la libertad de la calle a morir de aburrimiento... A lo mejor en el fondo de los fondos tiene razón. Y se siente dueña y administradora de su vida y de su muerte. En su muerte manda ella hasta cierto punto. La verdad es que desde estas perspectivas de la pobreza se relativizan muchas cosas. Leo el periódico de hoy, que consigna una noticia peregrina. Peregrina y relativizante según el cristal através del que se mira. Don Alvaro del Portillo hablando de la pobreza y optando por la austeridad contra el consumismo. Claro, tántas cosas son relativas, cuando se entra en la zona de las comparaciones. A veces se logra más credibilidad callándose. Que es necesario volver a la austeridad de vida, cierto. Pero los primeros a abrir paso y brecha los que presidan la sociedad prepotente y «climas» de «primer mundo» ... Hay cosas que, para verlas como es debido, es necesario empezar por cerrar los ojos y distraer los oídos... De todos modos, la muchedumbre de estas gentes que yo encuentro, nos preceden en el Reino desde ya, Don Alvaro. Cierto que por el amor misericordioso de Dios, como a nosotros «repescados» en las redes del Jesús de Tiberíades... La historia no se piensa, se hace simplemente. Y algunos parecen soñarla. Nos queremos librar de ingresar en el orden fariseo, cumpliendo ritos y sacramentalizaciones y esquivando compromisos fraternos y evangélicos, muy bien colocados en el corazón de la alcachofa social y eclesial. Y por los caminos seguimos dando rodeos en torno a los marginados... también «sacramentos de Dios» ... Hoy algunos de los «limpia» en el Albergue faltan a la cita de la limpieza. Felizmente han encontrado algunos trabajillos en huertas o campos cercanos, que les permite -algunos días- ganar unas pesetillas desoladas, pero bienvenidas. Otros se han ido lejos, a la recogida de la naranja... o cualquier producto de estación. Como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, saltadistancias, trotaautonomías... «11 faut tenter de vivre», dicen los franceses. Puesto que la vida nos es fatalmente dada y hay que nutrirla y lleñarla de sentido... Y yo también me voy a la calle, cumplimentados mis servicios de «limpia». Hay que respirar el oxígeno y el hidrógeno expeler en las dosis que manda el Señor. El sol empuja con su calorcillo meritorio. Y un pedazo del barrio y del día que es bien gozoso, y sin necesidad de arrimarse a las fachadas como en las mañanas lluviosas. De vuelta al mundo y a sus rumores. 155
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