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P. Eusebio Villanueva Lunes-Martes: 22-23 Nov. 1993: SERVICIO CAPELLANIA HOSPITAL A Alegre la mañana que nos habla de Dios» Padre de la creación. La noche « abandona en las calles el frío de su reino. Al salir al día y a la marcha hay un reflejo de cerrar cremalleras y abotonar aberturas interiores. Pero al amanecer trae una luz de esplendidez plenipotenciaria. Va a ser un día de los del paseo de Dios por su creación. Esa promesa anunciada es ya una oleada de calor para el corazón. A las 9 en punto anunciaba por la centralita al «busca» que el relevo había llegado. El capellán saliente me informa de las novedades transportadas de la noche. Suena el «Busca» que me reclama en la Planta 1 9 impares. La señora del 111- A está falleciendo. La sacramento con la Santa Unción y demás ritos. Posiblemente esté ya administrada, pues su hijo es sacerdote. De momento no está presente ningún familiar. Han estado estos días y seguro que ya estarán de camino ... Toda vida es extremadamente breve, aunque se sumen muchos años. El ser humano es de corta existencia por larga que sea la que se le concede. Y al final un nacimiento a otra dimensión. Un paso angosto por esa matriz de la «muerte» ... Pues toda muerte es eso: una «agonía». Una «lucha», es la traducción del término griego. Un parto, sería la traducción cristiana. Un nacimiento de parir los hijos con dolor. Cristo, antes de su agonía personal, nos habló del sentido del sufrimiento, comparándolo con los dolores de una parto. Cierto que hay una parte de dolor, de angustia, de miedo ante lo que llega. Cierto que hay quejidos, contracciones y «sangre». ¡Cierto! Pero eso no es el todo ni lo más importante. Es sólo la apertura del acontecimiento en su cara dramática. Pues eso es un acontecimiento de vida. Es el paso a su lado feliz. El nacimiento de una criatura nueva, amada y libre e irrepetible, única entre todas. Es también el rostro transfigurado y colmado de una madre, que ha hecho la obra más hermosa que podrá hacer jamás en el orden de la vida. Engendran de ella una criatura nueva a su imagen y semejanza. Feliz en ese cara a cara con su hijo. Y ¿quién podrá llorar las angustias de ese parto?. Nuestra muerte es también un alumbramiento, un ser partidos, a la otra vida, la definitiva, la total-completa Vida. A un cara a cara feliz con el rostro del Padre. La 146
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