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Las 5 llagas del Señor Desde luego que la visión externa, la «fachada» de la prisión, eón su organización, sus salas, locales, patios, talleres, instalaciones, ofrece un aspecto de algo que se ha querido hacer bien y segura de su seguridad. Quizá no en todo acertado... Pero la prisión siempre será «prisión». Es lugar de condena de privación de libertad. ¡ojalá lo fuera de recuperación, reconstrucción de la persona y reinserción social!. Es la impre– sión más fuerte que se desprende del contacto ya somero con los internos: la sed inmensa de LIBERTAD. A ello añadamos la soledad interior, con el «ratón carcelario» de su pensamiento... que le atranca dentro de sí mismo. La prisión entra dentro y ya, nunca del todo, se puede echar la cárcel de dentro. Es experiencia de por vida... Hoy visitaremos los Módulos de Reincidentes y de Mujeres. Buena acogida en el módulo de reincidentes. Ciertamente cordial este «encuentro 1º». Buenísimo el grupo de guitarristas gitanos y su cante. Día de encuentro y diálogo entre unos y otros... Nos insisten que retornemos el Domingo próximo a su módulo. «Nos hace bien, oxigena vuestra visita, en esta rutina de la prisión: siempre lo mismo y los «mismos» ... «Vosotros sois «el afuera», la libertad de más allá, el contacto con la libertad... » Volveremos ciertamente. En el Módulo de las mujeres, hubo menos música, pero mucho más diálogo. y fué en la «sala común de estar» ... El grupo de Voluntariado sondeó las necesidades y problemas, especialmente entre el grupo de latinoamericanas, para estudiarlo en la próxima reunión de Voluntariado. Entrar ya en acción y organización. Se sueña en proyecto inmediato con un piso de acogida para los «permisos» y salidas... En el grupo de gitanas había de La Coruña. Hablamos de conocidos comunes gitanos del tiempo de mi estancia en el Barrio de El Portiño de aquella ciudad. Alguno fallecido ya al andar de los años... Es grato encontrarse en recuerdos comunes y paralelos... El gran poeta espanol, Miguel Hernández, que vivió mucho y sufrió más en prisión, definió la cárcel como «fábrica del llanto». Me parece bueno recordar aquí algo elemental en datos sociológicos de este colectivo de prisiones en nuestro país. Son datos oficiales de cercanía, aunque no al día de hoy. En 1991 había en España unos 35.000 reclusos en cárceles. ¿Quiénes son y de donde vienen?. Es una cadena de circunstancias, la mayor parte de las veces no imputables a ellos. El preso es juridicamente un delincuente sentenciado. Pero el «delincuente no nace, se hace». Sociológicamente termina en delincuente, pero biológicamente nació libre e inocente... Son muchas las causas, los eslavones, que andando la vida se harán cadena de condena y cerrojo de prisión. En este grupo social el 17 % de la población reclusa es analfabeta total y analfabeta funcional el 31 %. Abandono de estudios muy prematuramente en el resto.Y con un 2 % que haya seguido una educación normalizada. Añadamos el 75% sin ninguna cualificación profesional y tendremos un encuadre general. Y si nos fijamos en las estadísticas oficiales penitenciarias en cuanto a las condiciones laborales: la inmensa mayoría vienen del paro o de trabajos eventuales o esporádi– cos. Y muchos no sólo con baja o nula cualificación laboral, sino también carentes de hábitos laborales. Son una verdadera radiografía aquellos versos en el muro de una celda carcelaria: «en este sitio maldito, donde reina la tristeza, no se condena el delito, se condena la pobreza». 143

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