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P. Eusebio Villanueva Domingo: 21 Nov. 1993: PASTORAL PENITENCIARIA EN LA PRISION DE VILLABONA E s la Primera Visita a la Cárcel de Villabona. Estoy en estado de alerta máxima, de espectación y curiosidad encendidas. Lo estaba esperando hace tiempo. Ya llegó. Este Domingo, en dos coches particulares, vamos 6 Voluntarios. Son las 9'30 h. de la mañana. Las calles goteantes de algunas personas que van a cumplir con sus «obligaciones religiosas de guardar», de cumplir con el Señor del Domingo. Tenemos 20 kilómetros de carretera hasta lo alto de un monte solitario donde se encierra y entierra la Prisión de Villabona. Siento el sueño de la noche mal dormida en el Albergue, y siento hambre y frío en el estómago y en los 80 kilos que me custodian el alma... Pero estoy verdaderamente contento. Es el gozo de dentro hacia fuera que segrega el «compromiso». A las 1Omenos 1Ominutos paramos en los aparcamientos ante el extraño Centro Penitenciario. El cine ha fantaseado,con sus clichés, sobre estos campos de reclu– sión. Aquí también la realidad copia a la fantasía... Esta Prisión -dice- es la de mayor seguridad en España. Moderna de «ayer mismo», inaugurada hace un año escaso. Americana-USA en su concepción interna y externa. En el dentro y en el entorno. De veras que impresiona. Elevada en un monte, lejana y aislada por un bosque que deja el ancho hueco, como si hubieran peluqueado la tierra. Yo diría, un «golgota» donde Jesús sigue sufriendo en los condenados por sentencia de delitos... Una visión de cemento armado, metálica y erizada de alambradas y puas en corona de espinas... lnespugnable en los dos sentidos entrada-salida. Vigilada en sus entrañas interiores y en su peritoneo exterior de vigilancia rotativa. Es como el «ojo trinitario» sobre-en torno-y dentro de tí... Algo concebido y hecho a conciencia para alta seguridad y sen– tido práctico penitenciario. Para primeros del 1994 alcanzará y sobrepasará los 1.200 internos de población carcelaria. No entran en cómputo los funcionarios, que ignoro su número... Nos entregan en recepción-control, nuestro «carnet» de pase a la recepción de nuestro carnet de identidad, el DNI. Tengo el número 106. Los funcionarios están para cumplir sus responsabilidades. Y ciertamente son cordiales y serviciales con noso– tros. Una profesión nada fácil, más bien muy difícil. Y no siempre bien reconocida. 142

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