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P. Eusebio Villanueva Nuevamente, a las 2'15 h., otra señora entra en agonía. Fin de sus 83 años. Está presente su yerno. Sacramentada ya en días anteriores. Una santa abuela. De esas santas mujeres fuertes, que sin embargo ya no llegan con la abundancia de antes. Otra llamada por el «busca» a las 4'35. Un señor entra en la casa del Padre con ¿ 60? años. No ha llegado la familia.... Santa Unción y oraciones de entrega al Padre. Es el derrumbe de una vida obrera en familia... Traía ya dentro, a su ingreso en hospitalización, la verdadera respiración del dolor. Luego pasó todo. Descansa con la cabeza ladeada hacia la pena. Le despido con la bendición de Francisco de Asís. Y a las 8'25 de la mañana llamada a «Paradas-Urgencias». A una señora se le va parando de años y tictac su pobre y sufrido corazón. Un suspiro y el corazón descansa en el Señor. Dios es amor y nos ama. Esto es lo grande del hombre, en su vida y en su muerte. No es algo que acaba, sino el todo que comienza. Santa Unción y oraciones. Pésame a su hija presente, etc... Para estas familias hoy su amargura va a ser a tiempo completo. Van a sentir que su corazón es una cosa enorme, que empieza en el estómago y acaba en la garganta y en los lacrimales... Y yo ya no estaré ahí, sino en ese río de la vida que te trae y te lleva entre las vidas que pasan. Hay unos momentos personales y luego la gran corriente anónima, que todo lo oceaniza. Yo, aún miraré las esquelas del periódico, como un signo responsorial de ¡adiós!. A las 9'30 llega el relevo para la nueva jornada. Cambio de impresiones y avisos. Y a las 1Oel Bus me regresaba al centro de la ciudad. 132

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