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Las 5 llagas del Señor se abate... En fin, en esta tierra de la vida están nuestras alegrías más altas y nuestras tristezas más hondas. Y esta es mi memoria. Como todos los días el rito de saludo en la portería del Albergue. Aunque yo «no sea» de ellos, a ellos sí los «siento» de los míos. Y ¿cómo no? el alegre «¡buenos dias!» que desde la puerta de la cocina comparto con las Hermanas. Este saludo fraterno y la sonrisa prestada de Dios de estas Hermanas hace parte de mis provisiones de ruta para pasar la jornada con clima y temperatura de Evangelio. ¿Por qué en los conventos los frailes seremos tan paralelos y «guarda templos»? ¿Por qué la «gravedad» religiosa es tan grave que se está acabando? La Hermana Carmina -con su corazón así de grande y recién salido de quebrantos- está repartiendo ropa de abrigo. Por que el invierno avisa y el que avisa no es traidor. Esta Hermana ha vuelto al tajo con los mismos ánimos y alegrías, que si tuviera un corazón de hierro colado. Y es que el Espíritu hace ver todo en grande y servir a toda marcha. Es asturiana a fondo perdido y sin remedio. Pero sobre todo es maternal a Evangelio sin glosa. De esas vírgenes «prudentes», que Dios suele reservarse algunas docenas cada generación. En este grupo excepcional de Hermanas de Francisco y Clara de Asís está también la Hna. Carmen, que lleva años en estos menesteres del Albergue. El «mirar» no le duelen los ojos, sino que presiente la «llamada» y la «presencia» del Gran-Hermano-Jesús y por eso a ella nunca se le acaba la mucha sonrisa que ha juntado desde la remota última vez que se encontró con los pobres de Jesús. Desde que le vió a El, los ve. Y nada más ve. Es de las convencidas de la definitiva verdad del proverbio chino: «Mas vale enjugar una lágrima del campesino que merecer cien sonrisas del ministro». Dedicarse a la contemplación sin amar a los humanos sería para ella como encender una lámpara y vivir con los ojos cerrados... La Hermana Julia es la que coordina la dirección y el diario convivir. Ella está muy estando, desde siempre estando. Aunque no lleve muchos años aquí, ha asumido el «compromiso» al 101 por 1OO. Más ya sólo Dios logra. Posee un fantástico y sensible «estetoscopio» para escuchar el corazón de los adoloridos. Y es fuerte como un rompeolas virtuoso para ayudar a seguir el camino conveniente. Ella ES sensata y prudente, donde tantas personas fingen que son. Siempre con sus manos afanosas para el servicio; las manos son nuestros ojos para las cosas profundas... Con ella uno se hace la idea de la santa Clara de Asís, maternando su comunidad. La cuarta Hermana del Albergue es la Hna. Concha. Ella coordina el Voluntariado en el Albergue. Al voluntariado joven, me refiero. A esa juventud dedica mucha ilusión para hacer «ver» y comprender a esos que entran en la vida y la sociedad de pasado-mañana-mismo. A ella le gusta ir de subida con ellos, que van de subida. Y, claro, su entrega al servicio del Albergue con un sentido realista. Aquí no se vive de impresiones, sino de previsiones y de entrega cotidiana. Y realista, viendo las cosas desde el lado bueno, pero también manchándose las «patas» en el barro de la vida humana, que a veces olvidan los libros para «salvarse» ... Para más información o curiosidad, preguntarle a Dios de qué es capaz de hacer con 4 Hermanas franciscanas que le dicen sí «a fondo perdido» ... Y vereis... vereis ... Como todos los días me regreso al convento con los pies molidos. Son dos horas en marcha y de pie -ida-vuelta y trabajo- y yo que soy todavía «más judio que converso» me resiento de las zancadas. Aunque sigo contento y a los trancos. Hace ya unos 6 meses que me duele la planta del pie izquierdo. Y cualquier día me voy 121
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