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P. Eusebio Villanueva manera, para llegar a los mismos resultados... Yo estoy convencido que me encontraré en los «astilleros de Dios», en su «puerto» común, con los amigos de las luchas honradas de este mundo... En la Eucaristía con las Hermanas hemos comentado la Palabra de Dios. La coherencia de vida que El nos pide. Y que el pueblo también pide. El pueblo sólo da credibilidad a la vida, a las «llagas» de las manos y del costado, a lo que lleva entrega como en Cristo. Una comunidad que vive el Evangelio habla por sí misma, sin palabras. Es por esto que me agrada escuchar a los amigos de arriba. No siempre estaré de acuerdo con las ideas. Pero tiene una gran intuición y sensibilidad de Pueblo. Ves rápido y bien por dónde vienen los vientos que bebe el Pueblo y los que empujan su navegación. Es aguda su filosofía de la historia y de las luchas humanas... Dos noticias me dieron la entrada al Albergue. Una, que la Hermana Carmina está hospitalizada desde ayer. El corazón lo tiene como una pota que ya ha vivido muchos hervores ante el Señor. Algún alifafe cardíaco. Parece que todo ha vuelto al orden. Loado seas, mi Señor. Dios la ama. Aleluya. La otra noticia es enteramente «buena noticia». La «intendencia» del Albergue se ha abastecido como para llegar bien adentro del invierno sin sobresaltos. Una campaña, llevada por los estudiantes del Colegio de la Inmaculada, ha repleto los anaqueles de la despensa: aceite, Colacao, garbanzos, alubias, etc... Tanta cosa buena de las que lleva Dios cuando visita a los pobres... Que estos niños y jóvenes de hoy compartan es buena señal evangélica. El Reino no anda olvidado en ellos. Siempre el camino más corto de una persona a otra será Dios. Y actuar así es darle a El la permisión de amarnos. Y esto es Evangelio vivo. Esto permite mantener el mundo a temperatura respirable. La cena es como una cita para todos. Una espera y una promesa caliente. Se repasa el día y se fuma el último cigarrillo antes de la cena. Un joven me habla de su accidente, que le ha dejado minusválido y hundido. Fué un accidente de coche hace ya 12 años. Esperaba con otros la llegada del autobús. Un individuo borracho atropelló a los que esperaban. El en coma 17 días y un montón de fracturas. Nueve operaciones y casi el año de hospitalización. Pérdida de su trabajo profesional. Luego las secuelas irreparables, la inutilidad para el trabajo y el descenso progresivo. Hoy aquí en el Albergue, en plena juventud destrozada. Y, ahora ¿quién arregla esto? Y ¿qué decir? Es dura la vida, y es madrastra mala a veces ... La sopa de la cena es agradecida y preferida. Con alternativa: garbanzos con verdura y tropiezos. La sopa viene ardiendo, como calentada a soplete. Y luego fiambres. De postre, pasteles o manzana asturiana rojilla, jugosas y con una cierta agradable acidez. Un buen vaso de colacao... y a la tele o a la cama. «Toque de queda», es un decir. Comienza la «guardia de noche». Control de llaves y servicios de cama por lo que la noche pueda deparar. Apago las luces de los dormitorios y del patio a su tiempo respectivo. Los timbres y el teléfono en el cuarto de guardia y a esperar... A las 11 h. llega el primer forastero. No es nuevo en la plaza y sabe donde está todo. Le preparo la cama y ¡buenas noches!, amigo. Esta noche, para amueblar el insomnio peleón, traigo para «devorar» un libro de M. Benedetti «Despistes y Franquezas». Empiezo lectura... Los voceros de la noche discotequera han llenado la calle solitaria de cantos locos y petardeas de motos. 106

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