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Es necesaria la encarnación del Cristo que hermane e iguale y después todo lo demás. Sino, la razón del más poderoso arrastraría a los demás; y la razón de los humillados incendiaría la cólera feroz, las ráfagas del odio suplementario; y la cólera armada moviliza a los fuertes, que proclaman en la noche la razón de la fuerza contra la fuerza de la razón y de la razón del más muerto, esa circunstancia de la Historia, que siempre se ensañó con los más inocentes y manumitidos bajo el sol. VI. El cielo de valores entra en todo, incluso en las prisiones; por eso una cultura ha de dar Fe confiada en el hombre en su capacidad de hacer y rehacer, de crear y recrear. Fe en un destino más humano para todos y no para élites cristianas, capitalistas o marxistas. Fe en los otros antes de encontrarse cara a cara con ellos y sus contrastes, que les devuelva la confianza en sus valores y en sus sueños, que les vaciaron o destriparon todos los rasca-almas o rascapieles. Y con ello la esperanza en comunión con los otros, que es luchar y confiar en el éxito y en Dios, que siempre ha estado con los vencidos a pesar de las apariencias, y del puesto privilegiado de los escribas y fariseos, sumos sacerdotes y ponciopilatos de todos los vencedores y alegatos. Fe en el futuro que debe llegar 209

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