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De todos se superen, sin subirse a la espalda de los demás. Donde todos marchen adelante, sin que "arreen" quienes vienen detrás. Donde se mire el porvenir con ilusión y el inmovilismo como el perecer. Que el pasado es lo que son, pero el futuro, lo que deben ser. IV. Que la cultura sea "redonda" y ruede sobre las palabras. Que el berreante mar de la vida la pulimente con sus mareas... Sacra piedra, humano Diálogo, sin sombra y sin aristas, eficaz arma de granito para romper la "razón" de todos los poderosos caimanes, que han quitado la palabra y la opinión y han impuesto el monólogo dominador, o la ley de la Jefatura Superior de Higiene Mental y Oratoria, los creadores de la nueva verdad obligatoria; organizadores de aduanas de palabras, quemaderos de palabras, cementerios de palabras, iglesias y pueblos del silencio, cárceles, censuras y controles de opinión... Mientras ellos encerrados en su bunker se reparten el mundo, las almas y el poder. Una cultura de diálogo, donde se encuentren los hombres en torno a esa "piedra redonda", esta "ara sagrada" del sacrificio de la común reflexión humanoeucarística y de la fuerza en la comunión de la Acción en un mundo desparramado y transcristiano que hay que transformar hasta la base y humanizar hasta los vértices acabando con ambas posiciones. Esta cultura de diálogo no es "depositar" ideas en otro, 207