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Todo pasa allí. Hablamos de todo. Con respuesta para todo y programas sin acción. Todo fijo y encadenado con cadenas de grapas y papel y sin raíces las palabras. Pero todo eso "no marcha", porque no estamos en ello de ninguna eficaz manera. No es hablando, como se entiende la gente, sino sabiendo qué hay detrás de cada palabra que se usa y de cada dolor que cuesta dar la vida, frutarla, como una humana criatura. El hombre que el Pan amasa no precisa de explicación. Todos saben qué hacer con su pan. Nos arrimamos unos a otros, tenemos miedo de darnos cuenta o de un día echarnos a andar... -Humedad de las reunwnes– Tenemos miedo a la verdad y más miedo a perder la seguridad. Mejor estarse quieto, que evita la "cornada" ... Miedo a dificultades venideras, que se anuncian como una "Larga Marcha" sin protagonismos de primera. -Reuniones sin trasmañanas– Miedos de la presión, de los grupúsculos, que se disuelven, porque faltaban ataduras, compromiso, carne en el asador... ; desalientos que se van, dejando huecos de orfandad. Direcciones únicas por todas partes; vías muertas de chatarra; falsas rutas ... Círculos viciosos de palabras que se cruzan, 19