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182 heridos por las injusticias, que la vida fue echando del lado de adentro y sus malicias, que aguantó intemperies sociales, maltratos, olvidos y rapiñas. Los sacos de lucro y oro serán sangrados de propiedad en un día de justicia rojo de igualdad. Se podrá dormir, apagada la ansiedad de comprar y consumir, de obtener y de gastar, de apoderarse de todo y abusar. La paz será la convivencia, no la charca, el alelamiento o el aguantar y callar. Desaparecerán los prepotentes, los sumos sacerdotes de la vida, los escribas, los sayones, los hombres de "pro", los señoritos, los puntuales como "un suizo" pero inútiles como cafres; las barracas y los palacios; los analfabetos y los enchufes, los incapaces y los "avestruces" los espabiladillos y los arrinconados, los que siembran sólo y los que recogen... Un mundo laboral más humano de autogestión, capacitación y mecanización: control de manómetros, computadoras, programaciones y plantillas de rendimiento... Todo será más simple y claro, cuando los "orgullos sociales" habrán muerto de igualdades, cuando el hombre en lugar de creer en el egoísta esfuerzo, volverá a la unidad popular, que es toda la grandeza de un oficio. Compartirá con todos

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