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en el frío de una evasión con apariencias de evangelio y de una cabeza lastimada de sucesos ... Entonces pasó un viento proletario azotando recio el alma. Yo le ví por mi ventana, sin cristales, empapándose de lluvia humana, como una LARGA MARCHA, anunciando la "Sociedad Nueva" de los hombres enlazados al mundo, caminantes de justicia hasta el misterio, de los hombres de frente a pie hermanos todos en la sed y en el agua en el hambre y en el pan. Con la veleta marcando el viento de la vida... ¡ Qué distinta su llamada, entre el batir de las exigencias en mi puerta... Dios de mi Pueblo, Hijo del Hombre, Pueblo inmenso de los Oprimidos todos, ambos errantes por la Historia y dándoos vida mutuamente... Porque sin Dios y sin Pueblo ¿ a quién le ama y le protesta uno? Se inflamaron mis cenizas. Se reconstruyeron los escombros con sus calizas. Y los sortilegios del pasado como llagas de luz, rompiendo aguas por el horizonte lejano. ¡ Y sólo te barrunté como el ozono, que proclama la tempestad anegadora ! Y las piedras. Y los miedos. Y las sombras. Y el último fantasma de mi vigilancia sorda. Y el aullido lejano dentro. ¡ Canto libertario ahora! Y sólo un instante te entreví, Dios del camino y la Palabra en medio de un Pueblo que han sacrificado todas las edades y poderes de la tierra. Mas tu sufrir era voz. Tu voz, compromiso, solidaria presencia, infinita ligadura, 10

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