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ahora se escribe la historia. Quizás no pueda decirse más, ni menos, de ellos, ya que su rango es proporcional al de los personajes que los utilizaron para sus programas renovadores. Y, sabido es que, entre los actores del drama nacional, abundaba el talento sobre el genio en can– tidad mayor que en otras épocas. Una de esas personalidades del siglo xvm, sobre la cual han resba– lado casi todos los tratadistas de la España ilustrada, dejándose arras– trar del comodín del tópico, constituye el objeto de la presente inda– gación. ¿Quién fue este español que, según frase gráfica de su anta– gonista ideológico el filósofo Rancio, «tanto ruido ha querido meter», y en qué horizontes? ¿Por qué su Philosophia ha podido ser declarada recientemente y bajo qué aspecto «obra esencial»? 3 • 2. El claroscuro histórico de Francisco de Villalpando Llamóse, por segundo nombre, Francisco Javier de Villalpando, nacido Fernando Soto Abastas, y no precisamente en la patronímica villa zamorana, contra lo que, sin excepción alguna, se viene escribien– do desde 1754 4 • Casi tan inexactos como ese dato inicial son no pocos de los que suelen darse por autores que pudiéramos denominar exotéricos, acerca de su vida y obra, e incluso por algunos más fácilmente familiarizables con ellas y sus fuentes, como miembros que han sido de su misma Orden religiosa. Pasemos brevemente revista a lo que escriben los primeros, en refrendo de lo dicho y como indicio de lo que está por investigar. En 1969 una interesante publicación de carácter histórico sobre reforma universitaria, escribía que el curso filosófico compuesto por nuestro autor estuvo de texto en todos los centros docentes de las Provincias españolas de su Orden. Esto, pese a la generosidad que entraña y al honor que al personaje se le hace, dista de la verdad 5 • 3. M. PESET-J. L. PESET, La universidad espaíiola (siglos XVIII-XIX). Despotismo ilustrado y revolución liberal (Madrid 1974) 234. 4. Cf. G. ZAMORA, F. de Villalpando, protagonista en la introducción oficial de la filosofía moderna en la universidad española, en NatGr 22 (1975) 11-12. 5. F. AGUILAR PIÑAL, La universidad de Sevilla en el siglo XVIII. Estudio sobre la primera reforma universitaria moderna (Sevilla 1969) 488; G. ZAMORA, La filosofía de Francisco de Villalpando en Cataluña, en EstFrenc 79 (1978) 386- 394; ID., La filosofía moderna y los capucbinos españoles en 1780. Un bicente– nario olvidado, en CollFranc 51 (1981) 369-398. 7

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