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crevéndose, sin duda, Filósofos morales consumados con sola la lección del. Larraga, o de otro Teólogo moral romancista» 45 • En fin, todo el afán del papel de los comisarios se dirigía a «des– cartar a los dos Autores propuestos por Vº. A"., y promover que se establezca eternamente la enseñanza por el Goudin, que es precisamen– te todo lo contrario de lo que Vª. Aº. desea y tiene establecido y man– dado». Enfoque tan parcial del extracto se debía al espíritu ele partido reinante en Salamanca, y a «la prepotencia de algunos Regulares, que tienen interés conocido en gue se estudie Filosofía y Teología por los Autores ele su Orden», prepotencia ante la que se doblegaron los mismos delegados de la universidad. 7. El inte11to de Villalpa11do, aunque imperfecto, único en EspaFía De/endiemlo no sólo la obra, sino la persona del P. Villalpando, los firmantes denunciaban el lenguaje empleado en un escrito público <le una universidad al primer tribunal del reino, por indecoroso a ambos, y tan «injurioso al P. Villalpando, que ciertamente se horrori– zarían aún los menos apasionados del honor de este Padre, si leen el papel con desinterés». Las lacras con que lo afean (partidario de he– rejes, opuesto a la sana doctrina, propalador ele máximas perniciosas a la Iglesia y al Estado, etc.), suscitarían en quien no lo conociera sino a la luz de aquéllas, la sospecha ele que se tratara de aquel Cris– pín a quien llamó Juvenal «monstrum nulla virtute redemptum a vitiis». El origen de declamaciones tan intemperantes no era otro que «la cólera y envidia, con que miran unas producciones» de un hombre que, destituido de los generosos auxilios dispensados por la universi– dad a los autores de su futuro curso, 45. F. LARRAGA, Promptuario te thcología moral (Pamplona 1706), obra muy reeditada en los dos siglos siguientes. Sobre el nexo aristotelismo-cristianismo escribían: «Se valen también del pretexto de la Religión para atraer a su par– tido a los ignorantes e incautos, usando de aquel sofisma tan conocido entre los Lógicos, intitulado 11011 causa pro causa. La Religión, dicen, se mantiene, y se mantuvo pura estudiándose la Filosofía Aristotélica; luego a ésta se debe atri– buir la per~anencia. Pero no advierten que este sofístico modo de argüir, propio para seducir a solos los estúpidos, tiene contra sí esta patentísima retorsión: las herejías se mantuvieron triunfantes en Alemania mientras se enseñó la Fi– losofía Peripatética; luego ésta es necesaria para sostenerlas» (AHNC l. cit" f. 121 ). 69

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