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]] doctor Encina amonestó que la universidad no cumpliría mate– rialmente con el Consejo, si no le enviaba, junto con el extracto, los dos dictámenes no entregados por sus autores, ni tampoco formal– mente, si el extracto no iba firmado por todos y cada uno de los responsables. Altamirano pidió testimonio de su voto y de su firme oposición a que se sacaran copias, lo cual fue motivo de nueva discusión. Acce– dieron a otorgárselo, pero sólo ocho días más tarde, una vez estuvieran ultimadas las copias. Expresión perfecta de ese sentir, que era el genuino de la facción peripatética, fue la formulada por Lasanta, baluarte de la misma: «Que se le dé el testimonio con inserción del acuerdo del Claustro. Y, por lo que a sí toca, apronta cuarentamil reales para copias; y que se le dé dentro de ocho días». De esa manera sería inútil, por tardío, cualquier recurso del rector ante el Consejo en contra de las copias. El espontáneo financiador de las mismas tenía en su monasterio de San Vicente a dos de los compositores del futuro curso filosófico salmantino, los Padres Alonso y Sáez: tal vez esperara compensarse de su generosa inversión, si con ella se lograba bloquear el texto de Villalpando, cuando apareciera el de sus monjes. Por su parte, Altamirano representaba al Consejo, informándole, al día siguiente, de lo acontecido, e insistiendo en que se prohibiera, por mandato superior, proseguir en tal proyecto o, al menos, se obli- y último del título noveno, el Síndico de ella se declare parte formal para pedir en Justicia donde convenga contra aquél o aquellos que impidan, o mali– ciosamente retarden la debida ejecución de sus acuerdos». «El R. Alba protestó si no va mañana, y se debía haber enviado; que el Síndico, en lo contrario, haga que se remita pidiendo justicia». «El Doctor Ramos: que se remita con la carta del Señor Rector bajo la protesta del R. Alba, y que se entienda la explicación del R. Alba». «El Doctor Candamo: se ratificó en la protesta hecha de nulidad de este Claustro y el anterior; y, en caso de ir, sea mañana». «El Doctor Ocampo el Menor: [ ... ] por la gravedad e importancia del asunto. le parece, es uno de aquellos en que suelen las partes pedir licencia a los Tribu– nales Supremos para presentar ya memoriales ajustados, ya informes jurídicos a cada uno de los Señores Ministros, sin ser visto por esto suspender la pri– mera Comisión al Consejo». «El R. Díaz: que este papel se remita al Consejo mañana doce, o en nombre de la Universidad, como quisieran algunos Señores. hablando ella misma con el Supremo Consejo, o en nombre de los Señores Comisarios, diciendo que la Universidad lo ha aorobado... ». 65

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