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«las más de ellas importunas». Y lo que explica de necesario para la teología, tomado de las lógicas vulgares, «lo toca con una especie de desdén que asemeja al desprecio» 28 • El manual, en su conjunto, no merece otro aplauso que el de «cen– tón filosófico». 6. Los rnrsos de Jacquier, Goudin y de la propia Salamanca El curso de Jacquier merece mucho más respeto, pero no el sufi– ciente para adoptarlo. En la parte especulativa deja bastante que desear, como una de sus fuentes, la filosofía moderna, v. gr., al con– fundir la noción abstracta de extensión con la materia, o negar los accidentes absolutos. Y en la parte experimental, que es su fuerte, ofrece excesivo contenido para los clérigos --que, para serlo, no ne– cesitan álgebra o geometría-; y a los demás estudiantes quizás les hiciera más daño que provecho, por el escaso tiempo ele que dispon– drían para asimilarlo 29 . Sobre el texto de Goudin no dicen directamente nada, pero a la vez lo dicen todo, aun sin nombrarlo: «Somos de dictamen que no debe innovarse por ahora». ¿Por qué? Para pasar, desde él, sin trau– mas ideológicos, al esperado curso salmantino, cuyo borrador ha exa– minado alguno de los censores de Villalpando, y puede asegurar que resolverá todas las dificultades 30 • 28. «Léase, Señor. este Curso sin parcialidad, y dígasenos después, si está o no cargado de reglas y consideraciones extrañas de la edad juvenil. de l'Otas impertinentes. Curso hay trh,ial, el que se estudia exactamente por Fro[c, sores de esta Universidad, que en cinco hojas recopila con claridad y con• fusión cuanto bueno se halla extenso en el Villalpando» (ibid., f. 105). 29. «No obstante, de él resulta, y es cierto, que para penetrar a Newton y a sus discípulos (eslo, como se ha dicho, el P. Jacquier), es necesaria má,; que mediana inteligencia de la Algebra y Geometría. ¿Y cuándo han de adquirir este prerrequisito los Teólogos? ¿Ni para qué cargarles con la obligación de adquirirle, si en Espaíía los 1mís tendrán poquísimas ocasiones de hacer uso provechoso de las noticias que le proporcione?». «No queremos decir que sea noCÍ\'O a un Teólogo el estudio de la Algebra y Geometría, pero sí que no les es necesario. Tampoco negaremos que alguna vez pudiera hacer provecho en lo temporal a otro, si estudiase a fondo dichas Ciendas, mas con la leve tintura puede adquirir en poco tiempo, acaso podrá ocasionar más daño que uti\; (ihicl,, f. 117). 30. J!;id, f. 118v. 53