BCCCAP00000000000000000000553

Duro, ni lo menciona en una obra riquísima en datos históricoliterarios sobre su tierra, y premiada en concurso público por la Biblioteca Na– cional como reconocimiento a una rebusca casi exhaustiva? Este nume– rario de las Academias de la Historia y Bellas Artes, escudriñador de la identidad de los muchos hijos ilustres de Villalpando, incluso de los meramente conjeturables, como la de aquél del que no queda otro ras– tro sino la escueta alusión de Juan de Castellanos en Elegías de varones ilustres de Indias 13 , parece no haberse percatado ni de la existencia de quien más sonoramente paseó por la historia en los tiempos modernos el nombre de la villa de los condestables castellanos cosido al suyo propio. El resto del siglo XIX parece haber mantenido una actitud similar, salvo el hostil cliché acuñado por las Cartas aristotélicas del Rancio, copia partidista e interesada del veredicto salmantino en la centuria precedente 14 . La evanescencia de su figura y obra, e incluso del nombre religioso de adopción, se había iniciado ya en algunos documentos oficinescos sobre los últimos años de su vida, en los que se le llama «P. Villal– campo ... » 15 • Además de la relación exotenca descrita, rutinaria y generalmente de segunda mano, hay acerca del autor y de su Philosophia, otro tipo de conocimiento, calificable de esotérico, bastante mejor fundado que el primero. Enrolados en idéntica tradición monástica, sus representantes han tenido acceso a documentación poco asequible a los extraños. Ellos U. «Uno lle estos que vamos relatando, í Aunque con pluma ya poco livia– na, í Se decía Fulano Villalpando... », o. c., parte I, elegía VI, canto I, citado por C. FERNÁNDEZ, Colección biblwgráfico-biográ/ica de noticias re/erentes a la Provincia de Zamora o materiales para su historia (Madrid 1891) 558. La parcial vinculación de nuestro «héroe» con Villalpando paracc desconoci– da no sólo por ese historiador de la región, sino actualmente por la misma tradi– ción local, como ocurre, a su vez con Gordoncillo. 14. Aunque escritas en 1786-1787, hasta 1825 no fueron dadas a la estampa las Cartas filosóficas que bajo el supuesto nombre de Aristóteles escribió el Rmo. Padre Maestro fray Francisco A/varado, conocido ya comtínmente por el Filósofo Rancio... Las da a luz con las cuarenta y siete anteriores el Rvmo. Pa<lre Vicario General de la Orden de Santo Domingo. Tomo V (Madrid 18251 273. Que aquel cliché perdure lo prueba la Historia de la Filosofía de Guillermo Fraile (Madrid 1966) II, 1066. 15. AHNE leg. 3022, n. 2. Correspondencia con la Primera Secretaría de Estado sobre la elaboración de los estatutos de la futura Academia madrileña de las Ciencias. 10

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz