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HtJOS. COLEGIO 97 Las páginas de Entre visillos, en lo que tienen de retrato de jóvenes de hoy, pudieron ser escritas por Ovidio o por Eurípides, por cualquier escritor del mundo que no conoció a Cristo; son paganas, señores, son paganas, perfecta y ab– solutamente paganas. Si realmente las chicas que vemos por la calle son como las que describe este premio Nadal, ¡ estamos buenos! Carmen Martín Gaite quizá quiera arreglarlo todo, qui– zá quiera inyectar un poco de trascendencia en las cabeci– tas ligeras de sus protagonistas con cuatro alusiones, más o menos forzadas, a posibles visitas a la Iglesia. Pero eso no convence. Eso no es catolicismo; eso son gestos. Mas el catolicismo-sépalo usted, Carmen Martín Gaite, sépalo us– ted, amigo que me lee-, el catolicismo no es un gesto ais– lado, es una forma de vida con todas sus consecuencias. No seremos católicos perfectos mientras no interpretemos la religión como una forma de vida. Dividir nuestra vida es– piritual en cotos cerrados es, por lo menos, no ser católicos auténticos. Eso de reservar estratos invulnerables no va (:IJil el catolicismo. Y las esporádicas visitas a la Iglesia, que Mar– tín Gaite atribuye a sus personajes, entran dentro de esta concepción equivocada de la religión. Esas mujeres, las de Entre visillos, van a la iglesia, como se sientan a las dos a la mesa, para cumplir un rito más de su vida huera. Hay una escritora francesa que es todo un símbolo. El nombre de esa mujer nos es, más o menos, familiar a todos. Franc;oise Sagan-éste es su nombre-ha publicado varios libros con notable éxito editorial. Quizá la razón que explica el triunfo de Franc;oise Sagan esté en que los persohajes que crea son perfecto trasunto de la realidad; quizá ese triunfo fantástico se lo deba a que millones de hombres y de mujeres franceses se hayan visto retratados perfecta– mente por la pluma irresponsable de esa chiquilla-prodigio, metida a escritora. En sus novelas tiene hombres, y tiene mujeres... , y tiene chicas... , ¿cómo son las chicas de Fran– c;oise Sagan? ... Lea lo que cito textualmente: "Una muchachita de die– ciocho años, de vacaciones en la Costa Azul: villa al borde de una caleta solitaria, neveras eléctricas, y whiskies, bi– kinis y sol tórrido... Cyril es un joven inglés bronceado, y muy pronto el novio apasionado de la muchachita. Como papá no es exigente se divierten en gran escala: excursio– nes a Cannes, de noche, arrullados por el balanceo de un SUCEIHO E~ LA TIERHA,-7

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